lunes, 25 de octubre de 2010

DETRÁS DE LA MEMORIA ENTERA

Un tren que se va en los rieles del pensamiento, te vas. Me quedo
Herido en otra ciudad desnuda y sin compuertas.
El latido es un aire encarnado en las postales, en mares y en ciudades
Desvividas, recuerdos ahora que juegan al dibujo de la fuga.
El reloj se nos escapa en las curvas de las cometas, quizá en la queja
Ancha de las anclas, en el labio que descabalga los presagios.
Imagen tomada de la red





DETRÁS DE LA MEMORIA ENTERA




Recuerdo…ya no sé. ¿Cuándo empezaste
a estar detrás de la memoria entera,
detrás y como un tren que caminara
sobre dos vidas en la misma rueda?
LUIS ROSALES




Un tren que se va en los rieles del pensamiento, te vas. Me quedo
Herido en otra ciudad desnuda y sin compuertas.
El latido es un aire encarnado en las postales, en mares y en ciudades
Desvividas, recuerdos ahora que juegan al dibujo de la fuga.
El reloj se nos escapa en las curvas de las cometas, quizá en la queja
Ancha de las anclas, en el labio que descabalga los presagios.
—Desde siempre es un andar entre la niebla de los cipreses. La túnica
De la lluvia en los grises, la tormenta transitoria, andada a golpe,
En aquel árbol de espejos arraigado a las raíces.
Ahora, es la memoria entera la que juega a los peces blancos
En las sienes: polvo de oscurecida duda, errante ojo donde declina,
El ave del luto, el pecho ensangrentado de sombras.
Con todo y la muerte como aurora,
Riego las dos vidas que somos con el recuerdo vivo en la piel.
Frente a la indiferencia quedan los vados del sabor. Y, aunque la historia
Teja sus propias ausencias entre otros ojos y mundos,
No me inunda, en este caso, el olvido.
Pervive el horizonte en mi sangre. Pervive la música sumergida,
La rama de la luz en las riendas del horizonte. La ciega cópula
En la noche, este sueño viril derramado en el tacto.
—Cabes detrás de toda mi memoria: estás en el agua del mediodía,
Junto a la soledad vacante del alma,
Junto a las flechas del fuego,
Junto al esqueleto de mi sombra,
Junto a este declive de desnuda ternura.
Desnuda estás como una ola de azúcar en mi memoria.
Y aunque el silencio es alto, la sangre sueña con el despertar de tu piel,
Con tus nieves derretidas en el despojo de la osadía,
Con la noche transparente del ansia que atravesaron mis ojos.
¿En qué ahoras, tus ámbitos existen, en qué alacenas el verdor que fue
Espejo? No lo sé cuando en el sueño no hay puertas,
Ni ríos que desvelen las verdades, ni ojo que vea la piel.
Sólo sé que, en medio de la alta noche, el pájaro de los recuerdos
Cruza el papel celofán del alma.
Lo demás, ya lo sabes: todo es noche aunque estés aquí, titilando
En el candil porfiado de mi cuerpo.
Todo es demencia que, a veces burlo, cuando estoy despierto…

Barataria, 25.X.2010

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