La palma de mi mano está limpia. Nada tiene de estridencia
O pecado. Ni ha tocado filo o pólvora.
Sí hay largos viajes de cascadas, vuelos de jadeantes pétalos.
Ahora luz en los telegramas del aire...
O pecado. Ni ha tocado filo o pólvora.
Sí hay largos viajes de cascadas, vuelos de jadeantes pétalos.
Ahora luz en los telegramas del aire...
Autor: Gustav Klimt
LA PALMA DE MI MANO
One more day to complete my service
One more high to decay my nevous
Wondering how I'm gonna find a way
It's over
NIRVANA
One day when she leaves you lonely
You'll miss her oh so much
Until you feel her magic touch
(feel her magic touch)Her magic touch, her magic touch
(Feel her magic touch), her magic touch
KISS
KISS
La palma de mi mano está limpia. Nada tiene de estridencia
O pecado. Ni ha tocado filo o pólvora.
Sí hay largos viajes de cascadas, vuelos de jadeantes pétalos.
Ahora luz en los telegramas del aire.
Ahora llama en la geometría de los dedos.
Ahora invierno en el altavoz del mar. Azul espuma del azúcar.
Ahora doméstica en el mantel del horizonte.
Dibujo del pétalo y el pájaro. Ojo escapándose del ansia.
Aquí se prolonga la voz de los periódicos. El misal de los collares.
[En ella se hizo tu arquitectura: la tierra desnuda de tu cuerpo.
El arco iris con todos los prismas de la infancia.
La rampa del musgo y la madera de tu sexo.
La explanada del fuego sobre la cama. Los grafemas del agua.
El balcón que sirvió para las adivinaciones…]
Esta palma de mi mano sólo conoce los rastrojos.
La palma de mi mano sabe de las estaciones secas del abismo.
En las uñas cupieron todas uñas burbujas del aire. Tocó el rastrojo
Y las inmundicias
Y el toro oscuro del arado y el camposanto
Y los gusanos y otros rostros cubiertos por la noche. Y otras paredes
De adobe y granito. Y otros poros de desigual abecedario.
Caben en ella las hojas blancas de la espuma. Las estatuas de sal
De las emociones. El fósforo o la enredadera.
En cada vena las aguas del aliento, —los cayos pedregosos
De los puertos, la memoria del tacto suplicante.
—[Una y otra, los élitros de la arcilla en la sombra. El instinto
Nuestro en el umbral, el azogue como savia derramada. Los nombres
Agrietados en la memoria. Los labios sobre el pavimento.
Siempre fue la cabalgadura en tus poros.
Con ella tapé el grito abominable. La tumba de los dioses.
La antorcha de los párpados. El vaivén del corazón en su búsqueda.]
Sostuve aquí el santuario de los escapularios. O la palma misma
Fue la túnica para envolver los relámpagos.
Sostuve con ella los sostenes de todo lo humana que eres.
—Se volvió transparente el hálito y el pedernal dormido.
Sostuve la grandeza del perfume y multipliqué el ombligo
De la fragancia hasta tocar la memoria del cierzo.
La palma de mi mano aquí, tibia en el ojo de la luz. Clara en la guitarra
De la luna, —cielo de otros mundos y jardines.
Arrea el parpadeo de la cinta de los zapatos. La palma de mi mano
Aquí, sobre la memoria ebria de los vaticinios,
Sosteniendo el paraguas de los helicópteros, febril en la velocidad
En la velocidad de los zancudos,
Cerrada frente al miedo cuando revientan el polen los jardines.
La palma de mi propia mano: áspera como las piedras:
Cada día labran como el picapedrero, la desnudez de la dureza.
La sed que muerde como las espinas.
El hambre que aúlla como un ronquido de siglos…
Barataria, 27.III.2010
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