jueves, 10 de abril de 2008

Elegía primera_André Cruchaga

Ilustración, Joan Miró.






Elegía primera




Me cobijo con los ávidos recuerdos que me sobreviven:
Nieblas secretas que el mundo
Va dejando en lluvia de lágrimas sangrantes y retorcidas.

Adivino gestos que nadie ve, gestos con cara de hojarasca:
Frío en las sonrisas, sombras en los ojos,
Ventanas destinadas a la noche y al insomnio,
Al desfilar de cementerios sobre viejos periódicos,
Al agazapado follaje del humo cuando el cigarrillo
Late sobre los cristales y se enreda en las begonias
De sigilosa viscosidad…

Cuando camino el tumulto de las sombras se derrumba.

El tiempo gime por los vitrales y hace manar ríos de los ojos
Hasta quebrar ventanas, hasta retumbar en el paisaje agresivo.

Bajo saber qué manos el deseo tortura:

Deseo de sentir no como pájaro aterido,
Deseo de morder el azul hasta sangrarlo,
Deseo de soñar y arder sin ser ajeno a la luz de los pabilos,
Deseo de quitarme el esqueleto del hastío,
Y vomitar el teclear del oleaje sordo anidado en el pecho.

De tarde en tarde el viento despeina
La melena de los secretos, los recuerdos, los sueños,
El crujido del pecho queriendo soltar sus hojas,
De tarde en tarde me persiguen féretros de mármol
Y el eco monótono de gastadas maderas
De tarde en tarde, el tiempo, los recuerdos,
Van dejando un hueco oscuro donde sangra el insomnio
De apolilladas guitarras como si me estuviese apropiando
De un mundo de ensimismados pañuelos.

Ahora tus cabellos no se enredan en mi vieja corbata,
Ni se vislumbran las primeras luces del alba:
Hay una lágrima profunda desparramada en el rostro,
Y una lóbrega trinchera donde el mundo cada vez nos hace más tristes.
Barataria, 10.XII.2004.
Del libro inédito: Elegías.
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http://cuadernodelzorzal.blogspot.com

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