martes, 15 de abril de 2008

Lázaros de este reino...André Cruchaga

Ilustración: Joan Miró.






Lázaros de este reino…



A Malcom X y Martin Luther King.



Recorrieron el desierto humano y plantaron
Su respiración en las calles, junto a las manzanas;
Entre los barrotes negros de la cárcel, sus voces,
Se oyeron sobre la nieve a ritmo de blues y tambores.
Entre vagas fisonomías, junto a fúnebres pinos,
La brisa como un huracán en las sienes,
La verdad haciéndose roca, la tierra rompiendo
El terror al futuro.
Candiles de vencidas lenguas lamen el cielo,
Ahora que sus semblantes dejaron de ser
Yertos brazos y se han tornado en semilla.
Leche de estrellas forman sinfonías, allí donde
El rocío evaporaba sutiles mejillas de vitrales siniestros.
El destino ha cambiado su telar de catacumbas;
Ahora la memoria es posible en el umbral,
O la vida se ciñe a la memoria salvando
De la hoguera, el telar rojo de la fábula.
Se alzaron sobre su propio sudor y sus heridas,
Y entre el paisaje del sollozo, la noche
Jamás pudo sacar su lengua de avieso halcón.

Hoy danzan los duraznos en la entraña del día.
Sus voces crearon cuerpos, vuelo de bocas jubilosas,
No dormidos pabilos flotando sobre andenes
De quemadas crepitaciones…
Desde Soweto, el viento sobre los tejados,
Es un pecho de ombligos y ferrocarriles,
Un espeso whisky golpeando los pulmones,
Una fila de puertas sobre las pupilas:
Ventanas goteando pájaros de sudorosa palabra,
Bocas con sed sofocando sombreros inertes,
Alas para el aliento del alba bajo lunas agonizantes.

“Yo soy Malcom X” cada niño en las escuelas.
“Yo soy Martin Luther King”, cada niño en las escuelas.
Ambos cuerpos con la caricia espesa de la sangre,
Balbuciendo caracoles de sueños desde las entrañas:
Ramas de un cuerpo sin frío, destinos de la esencia del aire,
Para cubrir la desigualdad de la noche
Y abrir los sueños cegados por antiguas pieles de ceniza.
Ahora es posible que la sed fluya, sin barrotes de herrumbre.
El tiempo dá, lo que no el ojo de las cerraduras…
Hay que mirarlos cada día, para desterrar el odio
Y que un arpa abra, en vez de llaves, las puertas de la conciencia.
Barataria, 13.IV.2008.
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