SOLO CUENTA LO QUE SOÑAMOS
En lo oscuro la intemperie no tiene fronteras ni otro universo diferente
a un túnel de insomnios y conjuros. Para nuestro porvenir los sueños lo ocultan
todo, los castillos de naipes quemados por la hoguera, el animal que nos roe el
delirio, el lenguaje que nos estrangula con el filo de amargos cuchillos. Algo
se rompió en los ojos y eso evidente. El pájaro del desierto como el alma que
huye del llavero de la sombra medrosa de nuestros nombres. Siempre estamos como
animales cansados en la oscuridad: somos almas en cuyo espejo se perdió el
amor, y solo respiramos la tormenta de ataúdes en la boca. A la orilla de las
esquinas de la espera, seres de la nada en la trama de la indiferencia. (Usted
alguna vez pensó en el amor, pero nadie lo recuerda. Nadie. Ni siquiera en la
almohada que suele ser la confidente de nuestros brazos colmados de avidez.)
.
Del libro: “Ahora es de noche y tú no
tienes nombre”, 2022.
©André Cruchaga
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