NADA PUEDE RESTITUIRME EL BRILLO
El que entrevé el enigma del nihilismo,
también podría entrever una estrella fugaz y asentir.
Kostas Axelos
No hay tal paraíso ni cielo en esta
acumulación de fantasías fugaces.
Es irónico transitar sobre pupilas de
espejos aletargados,
quedar inmune ante los ojeras de los
relojes, sin desafiar la inútil
gloria de este mundo: hay altares de
hierro sin estupor alguno.
En el fósforo del día se pudre el
pecho de los cadáveres y es triste
la carraspera de desnudez de los
lenguajes derramados en el asfalto.
En el círculo de la liberación la
lejanía es la única cobija de la noche,
la forma en que nada es, o solo el
miedo.
Uno tiene derecho a desilusionarse y
cavilar en lo ascensores.
Ningún incendio es tan cierto como el
dolor corroído de la orfandad,
ni la desesperación tan cerca del
metal de la locura, tan de piel
la tragedia del infierno y los
ángeles con danza y sus propios ataúdes.
Si algo es verdad, entonces, soy un
payaso y santo remedio.
Pero tengo unos ojos que se cansan de
andar entre escombros.
Unas rodillas indefensas ante el
trueno, un jadeo de arenas y alas seniles
como migajas de una bandera rasgada
por el golpe de polvo del poder.
En realidad, nada puede restituirme
el brillo de tanta estatua insomne.
.
Del libro: ‘Fuego de llaves
invisibles’, 2021
©André Cruchaga
No hay comentarios:
Publicar un comentario