viernes, 8 de junio de 2012

INSOMNIO DERRAMADO


Nos fiamos y a menudo, emerge lo inevitable, el animal fiero con sus fisuras,
 el amor inconcebible con sus rencores, la insania del ojo no precisamente
 en su propia paja, las partidas que siempre dejan un eco tenebroso.
Fotografía de André Cruchaga




INSOMNIO DERRAMADO




Caminar en las mañanas es tan necesario como escribir. Desparramar la tinta sobre la hoja de papel en blanco siempre resulta gratificante, más cuando en esa acequia se vierten los insomnios, el día a día con sus angustias y esperas, los metales del cielo y los rostros que las palabras tienen cuando se desvisten. He aprendido que el continuo vivir, nos sirve para reafirmar las certezas o las dudas; por más, uno nunca termina de conocer todo cuanto nos rodea, incluyendo a las personas: aquí y allá parece que es la misma argamasa convertida en insomnio. Nos fiamos y a menudo, emerge lo inevitable, el animal fiero con sus fisuras, el amor inconcebible con sus rencores, la insania del ojo no precisamente en su propia paja, las partidas que siempre dejan un eco tenebroso. Por alguna razón, el tiempo le da la razón a uno: la decencia dejó de ascender las escaleras, puedo palparlo en los platos domésticos de la piel que envejece. Si miro alrededor, me encuentro con los dobleces del alma; y sin embargo, bebo con serenidad la luz de las batallas que no son pocas: ante cada tormenta, los anillos del torbellino, el paladar mordiendo sombras, el porvenir sobre el asfalto de las sombras. Me sorprenden los golpes de la noche, en quién confiar mi cansancio y mis costados, después que la piedra cae sobre los párpados, después que se tocaron puertas y sólo queda la ojera trasnochada atravesando la certeza del silencio.

Barataria, 08.VI.2012

2 comentarios:

Anna Genovés dijo...

André,

De un silencio que habla mudo, de un palpitar de corazones dormidos, de unos párpados mugrientos de angustia, de unas nubes cercanas que derraman sequía.

Todo en la vida es lo que no parece, aquello que te arrastra al redil que no deseas, aquel que te da un beso cuando por dentro te envuelve en su odio.

Magistral… Desearía leerte a diario para derramar la poca sabia que llevo, pero tengo muchos quehaceres en este mundo de desesperado sosiego. Besos,

Ann@ Genovés

André Cruchaga dijo...

Querida Ana: me nutren tus comentarios; porque, qué sería el poeta y sys cuitas si no tuviesen resonancias? Te comprendo, vivimos en un mundo apretado de desasosiegos, pero es eso lo que produce el asombro íntimo, los altos y bajos de la emoción.

Yo, anna, sólo trato de ser fiel a los dictados del alma (si es que se le quiere llamar así) a este ritual de palabras y poesía, de respiraciones, incluso, enmedio de las carencias.

Un gran abrazo porque yo también celebro tu poesía, tu experiencia vital a través del lenguaje.

André Cruchaga