viernes, 24 de septiembre de 2010

EL DÍA

El día con sus calles ásperas
Nos agrieta. Nos avienta a la dureza.
Nos lame a través de su corriente.
Es piedra tumbada.
Es puerta caída: soledad plena.
Imagen proporcionada por el poeta Juan Antillón









EL DÍA







Los ríos de las venas que afloran en su piel
eran rutas abiertas
a la navegación y al gozo.
OTTO RAÚL GONZÁLEZ






El día con sus calles ásperas
Nos agrieta. Nos avienta a la dureza.
Nos lame a través de su corriente.
Es piedra tumbada.
Es puerta caída: soledad plena.
El día sin tus manos de relámpago
Alumbrándome.
El día sin tu pubis de harina.
El día sin detenerse en mi arpón.
Sin tu miel de vocales fragantes,
Sin tus dos torres incitantes.
El día mudo, cántaro cerrado
El pubis que salpica de pájaros
Mis sienes gastadas, mis pupilas
Antiguas, heredadas de la noche.
El día hundido en los lagos
Del humo, entre el suelo y la altura,
Entre mis calcetines gastado
En los calcañales,
Entre mis pantalones raídos
Por el deseo de tigre en celo.
El día descubierto en las abejas.
El día mordiendo mis uñas.
El día desbocado de cascos.
El día con disimuladas opacidades.
El día en el calor de los párpados.
El día en tu ombligo sediento.
El día elevado a campana. A madera.
El día entre tus muslos.
El día perdido en el humus del sexo.
El día de arrayán con pájaros.
(Brasa escondida entre la zarza,
Luna abierta, sin el sombrero
Del cielo.)
El día dándose en secreto
Como un mágico aleteo de aguas.
El día como un ave en desvarío.
(Todo tu vientre, denso y fresco
Racimo de esperma inabarcable.)

El día aquí, entre nosotros,
Nace y muere la espiga del circuito.
El día de la tortilla transpirada:
Harina enterrada en la garganta.
El día en la boca del minuto.
El día entre la ropa del sudor.
El día con espejos derretidos.
El día sin más: fogata, flecha,
Cuaderno, río de piel, caracol,
Viento sobre el césped de los mapas.
Barataria, 22.IX.2010

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