viernes, 8 de enero de 2010

Els nostres deliris- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Un dia ens deturem, sense treva, en els focs de la consciència.
Per sort, l’atzar és rebel·lió de mitjanit, natura morta

Autor de la fotografía: Manuel Riveiro Parcero








Els nostres deliris







Nuestra vida, pobre si la entendíamos
según la luz, se había expandido
en ardiente, oscura flor.
CARLES RIBA

Un solo puño cerrado está en lo alto, listo,
si no, la mano abierta, tendida, a la espera, con su pregunta.
CARL SANDBURG






Un dia ens deturem, sense treva, en els focs de la consciència.
Per sort, l’atzar és rebel·lió de mitjanit, natura morta
On l’instint no dóna treva, ni es necessiten blanquejadors
Dentífrics perque l’argamassa no siga anònima nostàlgia.
Els nostres deliris, sovint llaven l’escòria que ens deixa el dia:
—El dia amb una remor d’habitacions immòbils,
La llum com sal indesxifrable.
Sempre ens toca pagar algun preu pels nostres desvaríejaments.
Després de la set ve el desvetlament de la cendra.
La teranyina darrera de l’obscur.
Tal volta la saviesa deu estar a l’altura dels ulls. Almenys
Per als qui els tenen en la lluerna de la matèria.
—[La humitat perenne és com la saliva al rostre. Com tota
L’espera envellint sense meréixer-lo. Fora d’aquesta sensació
Quotidiana, el pàlpit acaba essent erràtic; com les falses
Parets als hivernacles, com l’al·lucinació del somni.
Aquell extravíejament de penes és una reminiscència en les taules del celler;
Ara, per supost, que pronuncie l’última vocal d’Univers].

Compte les lletanies de les pedres en la meua respiració.
Aquesta tempesta del neguit, dormir amb certes pastilles
Per a existir, els llençols com un vagó d’abismes…
L’insomni desordena aquests deliris. Els torna erràtics com
Els bous moribunds; els immobilitza en el seu irreal balbuceig.
Supose que un es torna miserable davant d’aquesta tortura.
Davant —dic— de la realitat que deixa guanys, si no pèrdues.
Allò cert és que un sol no s’abasta per a mirar el món.
Es necessita la llàntia de l’arc del cel per a apartar el fum;
Per a poder veure, no epitafis, sinó l’imprescindible.
Quan manca la tendresa devenen els monólegs. Tal volta la visió
Sobre les parets, tal volta la misèria sense remei.
Un sagna a través dels quatre costats de les agulles.
—Hem transfigurat, però, les paraules. Les paraules
Dissemblants les tirem al buit.
Hem guardat, però, el talismà d’aquella angúnia
En l’odre de la roca, en la difícil tasca de la lucidesa.
—Sé que foren falsos els parracs de la intempèrie:
L’ombra desfigurada de les cornises en la pols, els altres ulls
De les tàpies, el fil de la vacil·lació, i el seguici subliminal
De l’infinit. Ara ja és possible respirar, encara que hi haja cavat
Una catacumba en el meu mateix diccionari…
Baratària, 02.I.2009








Nuestros delirios








Nuestra vida, pobre si la entendíamos
según la luz, se había expandido
en ardiente, oscura flor.
CARLES RIBA

Un solo puño cerrado está en lo alto, listo,
si no, la mano abierta, tendida, a la espera, con su pregunta.
CARL SANDBURG







Un día nos paramos, sin tregua, en los fuegos de la conciencia.
Por suerte, el azar es rebelión de medianoche, naturaleza muerta
Donde el instinto no da tregua, ni se necesitan blanqueadores
Dentífricos para que la argamasa no sea anónima nostalgia.
Nuestros delirios, a menudo lavan la escoria que nos deja el día:
—El día con un murmullo de habitaciones inmóviles,
La luz como sal indescifrable.
Siempre nos toca pagar algún precio por nuestros desvaríos.
Después de la sed viene el desvelo de la ceniza.
La telaraña postrera de lo oscuro.
Quizá la sabiduría debe estar a la altura de ojos. Por lo menos
Para quienes los tienen en la luciérnaga de la materia.
—[La humedad perenne es como la saliva en el rostro. Como toda
La espera envejeciendo sin merecerlo. Fuera de esta sensación
Cotidiana, el pálpito termina siendo errático; como las falsas
Paredes en los invernaderos, como la alucinación del sueño.
Aquel extravío, es apenas, una reminiscencia en las tablas del tabanco;
Ahora, desde luego, que pronuncio la última vocal de Universo].

Cuento las letanías de las piedras en mi respiración.
Esta tormenta de la desazón, el dormir con ciertas pastillas
Para existir, las sábanas como un vagón de abismos…
El insomnio desordena estos delirios. Los vuelve erráticos como
Los bueyes moribundos; los inmoviliza en su irreal balbuceo.
Supongo que uno se vuelve miserable frente a esta tortura.
Frente, —digo—, a la realidad que deja ganancias, sino pérdidas.
Lo cierto es que uno solo no se vasta para mirar el mundo.
Se necesita la lámpara del arco iris para apartar el humo;
Para poder ver, no epitafios, sino lo imprescindible.
Cuando falta la ternura devienen los monólogos. Quizá la visión
Sobre las paredes, quizá la miseria sin remedio.
Uno sangra a través de los cuatro costados de las agujas.
—Hemos, sin embargo, transfigurado las palabras. Las palabras
Desiguales las tiramos al vacío.
Hemos, sin embargo, guardado el talismán de aquélla agonía
En el odre de la roca, en la difícil tarea de la lucidez.
—Sé que fueron falsos los harapos de la intemperie:
La sombra desfigurada de las cornisas en el polvo, los otros ojos
De las tapias, el filo de la vacilación, y el cortejo subliminal
Del infinito. Ahora ya es posible respirar, aunque haya cavado
Una catacumba en mi propio diccionario…
Barataria, 02.I.2009

2 comentarios:

Marian Raméntol dijo...

Otra de tus maravillas André, tanto la versión catalana como la original tienen una fuerza tremenda, muy característica tuya. Una vez más, me he quedado atrapada, y eso es siempre de agradecer.

Abrazos
Marian

PS: Acuérdate del artículo para La Nausea!

André Cruchaga dijo...

Gracias, poeta Marián, por tu enjundioso y, a la vez, amable comentario.Me quedo con tu apreción: Todos,los poetas, creo, nos damos por satisfechos cuando uno, al menos un lector u otro poeta, desvela la fuerza y la energía, el desgarramiento de la palabra.

Un abrazo y mis respetos a ti y a tu gran poesía que la celebro infinitamente.

André Cruchaga