vagón de la lectura
Divagación postrera [7]
Lo que más me conforta después de realizar mi labor pedagógica es adentrarme en el soplo de la lectura. Escribir en el cuaderno de la noche: ver la luz descuajada en mis ojos; oír los ecos, a la distancia, de algún aliento perdido en los escombros. El girasol de mis emociones toma forma: esa forma del vuelo silencioso que sólo cabe en mis sienes y en la atalaya de mi caligrafía. Después de todo, este instante es la suma de lo habido en el día, de las ventanas que aguardan los siglos venideros.
Barataria, 27.X.2009
Divagación postrera [7]
Lo que más me conforta después de realizar mi labor pedagógica es adentrarme en el soplo de la lectura. Escribir en el cuaderno de la noche: ver la luz descuajada en mis ojos; oír los ecos, a la distancia, de algún aliento perdido en los escombros. El girasol de mis emociones toma forma: esa forma del vuelo silencioso que sólo cabe en mis sienes y en la atalaya de mi caligrafía. Después de todo, este instante es la suma de lo habido en el día, de las ventanas que aguardan los siglos venideros.
Barataria, 27.X.2009
2 comentarios:
Qué hermoso poema, André. Toda la belleza en estas letras que se presentan luminosas. La lectura nos hace humanos, nos permite reflexionar y ahondar en la experiencia.
Siempre es un placer pasar por tu blog.
Enhorabuena
Un abrazo
Ana
Gracias Ana María, por tu visita a estos guijarros de fervorosa animación. Y en efecto, no sé de algo más reconfortante como la lectura: sueños, ansiedades, anhelos,etc. se derivan de este viaje lento como los trenes de antaño.
André Cruchaga
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