AFÁN DE UN
DESTINO
Y tú, sueño, dame tu día
menta implacable,
tu tiempo de deshora.
CÉSAR VALLEJO
Sin haber llegado a ninguna parte se presenta la deshora:
oigo las voces del viento y, a su vez, las insinuaciones
de la noche.
Con miedo abro las persianas grises del polvo: ahí
está el fuego
desbocado de los sueños, esa sensación de levedad y
también de frío.
Ignoro si tiene sentido y oportunidad el ala, en medio
de tanto vacío,
entre garras y pulsos y piedras. La mucha distancia
urde abismos
y hace de la sed, muerte temprana. Pese a los golpes que
alcanzan
mis calcañales, sigo desollando lo implacable.
No hay un sueño más allá del ojo que se pierde en una
cerradura,
ni otra obscenidad más violenta que mutilar el hambre.
Ayúdame a desenroscar las aguas puras de tu risa, a
veces opacas
de melancolía, barcos que el alma pierde en la noche.
Siempre te busco en los atisbos de algún presagio, nunca
esquivo,
aunque no tenga respuestas, al cabo es solo mi
historia.
Desde algún aparcadero bullen los bramidos del sueño,
las confidencias sin remedio del insomnio, los cuerpos
de felicidad
que atenúan el follaje de cipreses.
Del libro:
«Mesón Vallejo», 2020
© André
Cruchaga
No hay comentarios:
Publicar un comentario