© Obra pictórica de Joan Mitchell
ESTERTORES DEL PRESENTE
Crece el grito sobre la espiga del
duelo, una piedra nocturna y bestial nos arrincona, apestan los estertores del
presente, la conciencia sustraída a la cual dábamos nombre, ahora se nos
estruja hasta el último aliento y lo poco que queda en la cocina. Dormimos
sobre un petate de lágrimas, mientras dibujamos un río para saltar las aguas. Nada
tenemos de la tierra apuñalada, aquí se hunden los ojos como ver morir una
flor. La noche más próxima nos resulta aterradora y nunca se cansa la muerte en
la tierra de desposar nuestra condición humana ni la boca que perpetúa el vacío
ni las colillas silenciosas que cuelga de la ventana ni la fe que suele
desmoronarse como un hilo de arena. No basta con escupir los abismos a la calle
cuando nos pisotean hasta el cuello. Ante lo abyecto, el sudor no deja de ser
tortura.
Del libro: «Mi memoria se ha cansado de llover y
esperarte», 2022
©André Cruchaga
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