martes, 27 de diciembre de 2022

APUNTES

©Obra pictórica de Joan Mitchell


APUNTES

  

Una página tras otra página, como raídos periódicos en las aceras.

(De cuando en cuando la inocencia juega con el vacío

de los anteojos. Y las quemaduras con eso que se llama abandono.)

A veces arde todo lo incomprensible en los zapatos: los recuerdos,

diestros, en el desasosiego, mientras la dentadura del mal  acecha

con sus guantes: uno sólo quiere olvidar pájaros y mariposas.

Hay silencios obligatorios que nunca se oxidan y sombras

más invisibles que la luz de los sueños. Sombras que la boca recuerda.

(Ya sé que después de los extravíos uno queda deshabitado.)

No sé si en cada puerta, cambian de estación los tiempos inexactos,

los discursos, las máscaras y las baratijas.

Con excepción de alguna alambrada, tal vez nada tenga excusas.

Debajo de la noche, siempre se pierde el sombrero de los adioses,

el paraguas indeciso del cielo. Los recuerdos colgando de un  árbol.

Advierto, de pronto, que los roedores son más siniestros

que la neblina. Y el amor una ventana bordada en el horizonte.

Escribo simplemente desde mi jaula. (Escribo al calor

de las pequeñas cosas que aún no están proscritas ni en comodato.)

 

Del libro: «Se han roto tantas cosas con el viento», Barataria, 2014, 2015

©André Cruchaga

©Obra pictórica de Joan Mitchell

 



 

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