jueves, 22 de diciembre de 2022

FÓSFOROS

©Obra pictórica de Joan Mitchell


FÓSFOROS

 

  De pronto se diseminan las luciérnagas de los cerillos

y aprietan profusamente las sienes.

En el guacal de algunos cielos, el rebaño de ovejas del porvenir;

hacia las calles de la noche, el vientre de los cardos

y sus lacustres venenos como las flores caídas en jardines oscuros.

En la jauría de la salmuera todos los disparos del cansancio,

las arrugas de los zapatos, los fósforos tenues de la dulzura.

Han bajado los sueños a inmolarse sobre las piedras, ¿quién duerme,

después de todo,  en medio de este hermoso paraíso?

Ávidos fuegos del sueño, inmóviles en las sombras,

los ingenuos que se pierden también en la sospecha.

Siempre remotos los días alrededor de campanarios:

Sacudo los tiliches de mi propio sarcófago: los dictámenes de la sed,

ahora, son amarillos; el destino es violento para ser azul

hasta en la pequeña flama del albedrío de la vida.

(El horizonte a lo lejos como una mínima ventisca:

todo es tan cierto cuando el perro de la sombra hace temblar

mi cuerpo de aullidos mientras ojos y pies rugen.)

Por si acaso camino entre el luto amargo del barbasco…

 

Del libro: «Se han roto tantas cosas con el viento»

©André Cruchaga


 

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