domingo, 24 de abril de 2022

ALGUNA VEZ, SOLO ALGUNA VEZ

 
Imagen FB de Pere Bessó


ALGUNA VEZ, SOLO ALGUNA VEZ

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Alguna vez, entre tantas mutaciones, las horas y los ahoras,

con su camuflaje ávido de extravíos y texturas en el paladar;

alguna vez, el silencio como perro amaestrado y su mística

de ojo desolado, flor oscura en el espejo de las adversidades;

alguna vez, la espera como una cama sedienta de bocanadas,

el desborde de la luz desde un árbol,

desde el carraspeo avergonzado del espejo en la penumbra;

alguna vez, la ropa tirada al suelo y sus lamentaciones de harapo,

el alma en la penumbra como residuo de tortilla,

el cuerpo envenenado y su aritmética empapada de pesadillas;

alguna vez, la angustia afilada frente a las sombras del desuso,

entre la repentina baratija de la tristeza y el pavor del espejo,

y la boca con todos los fríos que propicia la fuga, el cuchillo

de un paraíso incierto, el despertar desnudo a la orilla del sendero

de diálogos confusos y esfinges de atroz ficción;

alguna vez, solo alguna vez, la luz y el agua, las doce noches

de las raspaduras, la mesa en fuga del desmayo, la calle ávida

de irisadas vallas y pancartas, de gestos circulares de espuma.

Alguna vez, el ojo del desmayo en la cama, superado en insomnio.

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De: Como quien pide luz o pide agua, 2021-2022

©André Cruchaga


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