ESCRITURA DEL RECUERDO
Hay
un sordo dolor ante este frío oscuro que se agolpa
más
allá de las horas de la vida,
Francisco
Brines
Déjame, pues, en el ápice flagrante del frío, quizás
en medio de sus amuralladas tinieblas de niebla, en su paraíso mudo de dolor: la
desnudez anula mis barcos, entre las alas de sal del alma. Camino, aquí, en calles
sin cartas o tarjetas postales, junto a sombras confusas que se levantan de la
nada y petrifican de hedores mi lengua. Me pierdo en ventanas de vinagre, con
esas madrugadas rígidas de cascos, al límite de un boquete de salmuera en el
alma. —A veces, corro, corro, tras el relámpago amortajo del recuerdo.
Del libro: “Lejanías rotas”, 2020
©André
Cruchaga