Imagen cogida de la red
MUTILACIONES
Domésticos ya los ataúdes, surgen los cuchillos petrificados
del sollozo, el metal de la indiferencia con sus días inhábiles, y este
parpadeo crecido en la bruma roja de los bisturís. (Nunca supe si volverías mutante en medio del polvo, o si la piedra era
sólo parte del conjuro avieso de las resignaciones. O si la desnudez desplomada
sustituía las sombras clavadas en el tórax.)
Veo carcomidos los huesos del invierno, ácida la pústula
ciega de las palabras, fermentados de desierto los ijares, fenecidas las
etimologías del vértigo.
Autómata en la degradación de las horas, el humo hace más
oscura la demencia. Entre tus muslos la azotea indescifrable de las
carnicerías, los estados inciertos de la escritura en la calle, los montepíos
hechos de deshoras.
Ante el cascajo venerable de las ventanas, sólo el arca, y algunos lugares subvertidos.
Aquellas mutilaciones omnipresentes en las carpinterías.
Del libro: “Antípodas del espejo”, 2018
©André Cruchaga
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