Imagen cogida de la red
PUERTA LÍQUIDA
Vivimos detrás de esta puerta
líquida de desvelos, entre espejos y ventanas
múltiples, entre hastíos y vahos
implacables: uno se harta de que alguien
le robe a uno las pupilas o las
cercene, (al final quizá sea igual);
hoy buceo en tus implacables
muslos hasta el sinfín: cabe mi sed y aliento
y toda esta tierra que sobrevive
al mundo.
Sí, sobre este andamio de los
poros, la flecha y sus maniobras extendidas
en el caos de la humedad:
empuñamos el ojo de la ternura, el jardín abierto
que respira en su ávido cuerpo.
La intensidad es éter en esta marea de redes.
—Vos y yo, en los imaginarios del
hechizo, sumergidos en el destello
de lo inexplicable, entre
amuletos e inmolaciones.
Casi a ciegas en este extraño
exorcismo, el clítoris en su doble atalaya: oráculo
en el muelle de mi aliento,
arcano en la alquimia del escalofrío.
Aquello fue en una edad
irrestañable, sueños de imaginarios sin fronteras.
Hoy tengo hambre de esas fisuras,
descender hasta el río de la desnudez,
morder en lo posible toda la
altura del jadeo hasta alcanzar el horizonte
del poema. Allí nos quedamos
ganado el sudor.
Mientras avanzo no puedo pensar
en el silencio: el paladar posee sus propias
credenciales, el ovillo ciego de
la saliva, el rojo diente del desatino.
—Vos, siempre anuente con mis
jirones de hambre: real, irreal en el sucesivo
relámpago de las aguas. (Vos, enroscada en lo libérrimo, espléndida
en el paraíso. Sólo el lirio sabe de raíces)…
Barataria, 19.IX.2015
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