Fotografía de André Cruchaga
GRAY FOREST
Perdió el bosque hojas y retoños. La gelidez vino también al liento, los días de la semana sin abrigo, el titilar duro de la saliva. Hay hangares de puro hielo donde se quiebran las palabras, gritos de piel en bengalas oscuras, torpes manotazos devastados por la niebla; ahora, quemo mi piel en los helados grises del bosque, afilados yugos retuercen los parpados, ―nada hay de gozo cuando no fructifican las semillas, cuando toda ignición ha sido corrompida por roquedales despiadados. Después de tantos días, desde luego, salta la nostalgia: debo aprender a vivir entre encarnados despojos, solo la mirada entre paréntesis, (gris, no blanca la fotografía en el espejo ,los tapiales rotos en las mejillas, los fantasmas presentes en los ojos tras las rejas de todo este calendario colgando de las cáscaras de los acantilados.) Después de todo, cada cosa resulta inútil en medio de tantas aguas estancadas, hacia el mismo círculo ciego del poema.
Salt Lake City,Utah 12-12-2011
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