Ayer era tangible la Esperanza como brújula en los pies.
Ayer el camino tenía abiertos los cuatro puntos cardinales.
Ayer era el oráculo de los espejos y no el equipaje con moscas
De trasfondo. No el despertar en vilo con abejas en las sienes.
Ayer el camino tenía abiertos los cuatro puntos cardinales.
Ayer era el oráculo de los espejos y no el equipaje con moscas
De trasfondo. No el despertar en vilo con abejas en las sienes.
Imagen tomada de la red
SESIÓN DE VENTANAS
Nada ha borrado el agua, Juana: el fuego
Quema aún como entonces —hace años, hace siglos.
ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR
El amor es así. La sangre,
el país que me habla por dentro,
me hacen saber, y sabe
ser corriente agua del recuerdo.
JAVIER SOLOGUREN
Ahora se volvió cadáver la bodega de mi pecho. El candil
De las sábanas en la deshora de los meses. Es una sesión
De ventanas este recuento del cansancio en el taburete de la ceniza.
Ayer era tangible la Esperanza como brújula en los pies.
Ayer el camino tenía abiertos los cuatro puntos cardinales.
Ayer era el oráculo de los espejos y no el equipaje con moscas
De trasfondo. No el despertar en vilo con abejas en las sienes.
Desde luego no hay eternidad sin leña atizando la brasa.
No hay ventanas diáfanas en la soledad repetida de los cuadernos
De caligrafía, en la lección precaria de los saldos,
En el aliento voraz del abandono.
El humo del crepúsculo salta en la incertidumbre.
—¿Será posible otro camino donde el viento vista las ausencias,
Este trajín de grillos disecados?
—Hoy sería diferente si hubiese olvido total.
Sólo hoy a condición de no pensar en el mañana.
Sólo hoy sin demencias, ni suicidios. Sin ira ni relojes de miedo.
Sólo mientras gano el olvido.
Mañana será otro lugar perecedero.
Otro aire de cigüeñas fugaces.
Otro cementerio donde mueren los espejos trashumantes.
Sólo hoy con todos los sueños huérfanos de la cama. Sin cortinas,
Desnudo en el suelo, el vuelo de las alas, la latitud de los paraguas.
[Mañana será otro abrigo de cenizas fetales y letales.
Quizá envejecer junto a los trajes raídos del calendario,
Quizá imaginar otro muro con lagartijas, tropel de vocales inciertas,
Quizá bodegas de cansancio en el subsuelo,
Amarillas lluvias del desmayo,
Jaulas indelebles de los cronómetros, lenguas de jengibre, lavatorios
De avispas en la gramática de los sueños.
Mañana hablará el ascensor de las antípodas…]
Algo rompió el dique de los poros. El paroxismo de los dientes,
La azotea de las entrañas, la tristeza que castró la sed.
Hoy es hoy en esta sesión de ventanas. Nada más.
Con tus ojos de lejana primavera palpo el inútil día de las tejas,
Los cuartones rotos de la polilla, el cadáver de esta tierra de intemperie,
El animal extraño del cansancio,
La arena de los cementerios multiplicada en los ojos,
El patio trasero de los dedos con su niebla de insectos y roedores.
La oquedad vomita mesones de insomnio. Cuadernos baratos
Que se rompen a la luz de los prostíbulos de mala muerte.
Sólo hoy quiero morder el vestido de la tarde, —“imaginarte desnuda”,
Sin diezmos, ni remordimientos.
Sólo hoy, —al menos—, en el cajón de mis ojos, en el litoral
De los esteros del espejismo, en este madero de las certezas,
En esta calle mordida por el hedor.
Mañana será otra luz en la cara de los domingos. Y no sé si los caballos
Del recuerdo, tengan cascos de azúcar para este yogur
De marzo solitario. Para este invierno de insomnio…
Barataria, 07.III.2010
SESIÓN DE VENTANAS
Nada ha borrado el agua, Juana: el fuego
Quema aún como entonces —hace años, hace siglos.
ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR
El amor es así. La sangre,
el país que me habla por dentro,
me hacen saber, y sabe
ser corriente agua del recuerdo.
JAVIER SOLOGUREN
Ahora se volvió cadáver la bodega de mi pecho. El candil
De las sábanas en la deshora de los meses. Es una sesión
De ventanas este recuento del cansancio en el taburete de la ceniza.
Ayer era tangible la Esperanza como brújula en los pies.
Ayer el camino tenía abiertos los cuatro puntos cardinales.
Ayer era el oráculo de los espejos y no el equipaje con moscas
De trasfondo. No el despertar en vilo con abejas en las sienes.
Desde luego no hay eternidad sin leña atizando la brasa.
No hay ventanas diáfanas en la soledad repetida de los cuadernos
De caligrafía, en la lección precaria de los saldos,
En el aliento voraz del abandono.
El humo del crepúsculo salta en la incertidumbre.
—¿Será posible otro camino donde el viento vista las ausencias,
Este trajín de grillos disecados?
—Hoy sería diferente si hubiese olvido total.
Sólo hoy a condición de no pensar en el mañana.
Sólo hoy sin demencias, ni suicidios. Sin ira ni relojes de miedo.
Sólo mientras gano el olvido.
Mañana será otro lugar perecedero.
Otro aire de cigüeñas fugaces.
Otro cementerio donde mueren los espejos trashumantes.
Sólo hoy con todos los sueños huérfanos de la cama. Sin cortinas,
Desnudo en el suelo, el vuelo de las alas, la latitud de los paraguas.
[Mañana será otro abrigo de cenizas fetales y letales.
Quizá envejecer junto a los trajes raídos del calendario,
Quizá imaginar otro muro con lagartijas, tropel de vocales inciertas,
Quizá bodegas de cansancio en el subsuelo,
Amarillas lluvias del desmayo,
Jaulas indelebles de los cronómetros, lenguas de jengibre, lavatorios
De avispas en la gramática de los sueños.
Mañana hablará el ascensor de las antípodas…]
Algo rompió el dique de los poros. El paroxismo de los dientes,
La azotea de las entrañas, la tristeza que castró la sed.
Hoy es hoy en esta sesión de ventanas. Nada más.
Con tus ojos de lejana primavera palpo el inútil día de las tejas,
Los cuartones rotos de la polilla, el cadáver de esta tierra de intemperie,
El animal extraño del cansancio,
La arena de los cementerios multiplicada en los ojos,
El patio trasero de los dedos con su niebla de insectos y roedores.
La oquedad vomita mesones de insomnio. Cuadernos baratos
Que se rompen a la luz de los prostíbulos de mala muerte.
Sólo hoy quiero morder el vestido de la tarde, —“imaginarte desnuda”,
Sin diezmos, ni remordimientos.
Sólo hoy, —al menos—, en el cajón de mis ojos, en el litoral
De los esteros del espejismo, en este madero de las certezas,
En esta calle mordida por el hedor.
Mañana será otra luz en la cara de los domingos. Y no sé si los caballos
Del recuerdo, tengan cascos de azúcar para este yogur
De marzo solitario. Para este invierno de insomnio…
Barataria, 07.III.2010
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