viernes, 13 de diciembre de 2019

POSTRER SUICIDIO

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POSTRER SUICIDIO




Debo pensar en los cuerpos que la noche envuelve,
en las calles sin pupilas,
en los pretéritos habitados por el espejismo,
quizás en el trasiego del agua cuando hierve más de lo normal,
cuando toda la historia está marcada por el miedo,
por el tímido claroscuro  del bosque.
Hasta hoy, no sé si los barcos pueden atravesar
las regiones heridas del sueño,
o el torrente almidonado de los pájaros en su escabroso horizonte.
Es posible que nuestros cuerpos se acumulen en el espacio
y luego se liberen en un siglo de gaviotas.
Cuando volvamos a la espiga, habremos acumulado el sudor
en el corazón del ombligo,
el ahogo aquietado entre los encajes desvelados del misterio.
—vos, en el postrer suicidio: viendo la fotografía en la ventana,
las pestañas casi inmóviles, la soledad resuelta en el espejo,
todos los nombres irremediables en el taller entero del silencio.

Del libro: Precariedades, 2019
©André Cruchaga

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