martes, 17 de diciembre de 2019

LLUVIA DE AQUELLOS DÍAS

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LLUVIA DE AQUELLOS DÍAS




Tus ojos eran mojados por la lluvia de aquellos días en Marylhurst. Nosotros jugábamos en silencio con las gotas de nieve: siempre se afanaba la niebla en ocultarnos, aun en medio de la penumbra, nada era inmóvil en las pupilas. Torpes, ambos, nos dejábamos escuchar a conveniencia. Solos, nos atábamos a la medianoche del lenguaje y al candor de la cajita de música del deseo. Así de improviso, la escarcha de sangre del invierno y su desorden infinito. Después, la espuma entibiada sobre el césped de ámbar de los encajes. Ahora, ante los rasguños de la memoria, pienso que no alcanzaron a estirarse los dedos de los sueños.

Del libro: “Metáfora del desequilibrio”, 2019
©André Cruchaga
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