© Pintura Jeane Myers (Pinterest)
CARCOMA
Cuando en el río de
soledad que, a veces, nos recorre,
un álveo seco, piedras
con huella de lavados imposibles,…
Alfonso Canales
un álveo seco, piedras
con huella de lavados imposibles,…
Alfonso Canales
La
carcoma de la noche tiene cuartos oscuros.
Dientes
hostiles para morir lentamente en la panadería de las palabras.
Todavía no se ha cansado la envidia de su desventura:
Todavía no se ha cansado la envidia de su desventura:
Muerde
trenes en su amargo aprendizaje.
Resulta
que al trabajo se le llama suerte,
Y a la carcoma pan divino.
Y a la carcoma pan divino.
Al
ocio, desventura;
a
las puertas, falsos muros.
Cuesta
entender a los seres derrotados por la mediocridad.
Viven en el rectángulo del sufrimiento.
Desangran sus vértebras y sus encías.
Viven en el rectángulo del sufrimiento.
Desangran sus vértebras y sus encías.
El
tiempo no les alcanza
para dolerse y culpar a otros de sus males.
para dolerse y culpar a otros de sus males.
(Vos y yo sabemos de estas noches de ceniza que merodean
las sienes sobre la polvareda de las olas,
de un mar glacial de
sentimientos recorrido
por escorpiones
innecesarios.
Sé que nos golpean el
sueño,
pero a cambio, nosotros
sí sabemos el rumbo
de nuestros zapatos, las escuelas de estatuas que nos rodean,
la anilina de perro que lame los tobillos,
de nuestros zapatos, las escuelas de estatuas que nos rodean,
la anilina de perro que lame los tobillos,
los fatigados ojos que
caen
sobre nosotros sin transparencia.
Sabemos que cantamos y volamos.
sobre nosotros sin transparencia.
Sabemos que cantamos y volamos.
Sabemos el lugar preciso
destinado a los tuertos,
el escarabajo de espuma
engañosa sobre
la mesa, la puntuación inexacta de los incestos.
Hemos tenido que aprender a caminar con el bolsillo lleno de espinas,
nadar en la piscina de la envidia, comer entre el aluminio
de las bocas falsas,
la mesa, la puntuación inexacta de los incestos.
Hemos tenido que aprender a caminar con el bolsillo lleno de espinas,
nadar en la piscina de la envidia, comer entre el aluminio
de las bocas falsas,
descubrir los
lingotes de ponzoña en el calendario.
Hemos sido pacientes ante
el aserrín del odio;
bajo el humo hemos sido abatidos.
Ya quisieran tener la felicidad nuestra,
bajo el humo hemos sido abatidos.
Ya quisieran tener la felicidad nuestra,
tener también nuestro
odio.
Pero ni eso les damos.
Pero ni eso les damos.
Les dejamos las calles
para que ardan en ellas
como seres sonámbulos, las aceras, los alimentos.
Ojalá aprendan a masticar lo necesario.
como seres sonámbulos, las aceras, los alimentos.
Ojalá aprendan a masticar lo necesario.
Ojalá un día los alcance
la felicidad.
Ojalá un día, al menos
mueran con elegancia,
Y no dediquen sus dientes a la ignominia.
Vos y yo, que lo sabemos, démosles sílabas de azúcar para que sus vidas
Sean menos hoscas, menos virulentas, menos inexactas.
Démosles tazas de relámpagos cristalinos,
Y no dediquen sus dientes a la ignominia.
Vos y yo, que lo sabemos, démosles sílabas de azúcar para que sus vidas
Sean menos hoscas, menos virulentas, menos inexactas.
Démosles tazas de relámpagos cristalinos,
rocío con miel y hasta
una purga para que laven sus intestinos.
Démosles tanques de
oxígeno;
no pueden respirar por sí
solos,
necesitan de nuestra
sombra.
Les duele nuestra
felicidad.
Les duele nuestra
fosforescencia.
Dejémoslos que fluyan perturbados por sus sueños maniqueos.
Tal vez un día encuentren su propia felicidad y mastiquen hormigas
de otro planeta, de otros matorrales con luciérnagas.)
Dejémoslos que fluyan perturbados por sus sueños maniqueos.
Tal vez un día encuentren su propia felicidad y mastiquen hormigas
de otro planeta, de otros matorrales con luciérnagas.)
Nosotros, gocémonos con el amor que nos tenemos.
Gocémonos
cada día en los kilómetros de luz que tenemos.
Nosotros
mordamos la boca azul de los poros, la boca del rocío:
—déjame
cantar
sobre la palmera del pubis y enharinar el terciopelo de la luna.
sobre la palmera del pubis y enharinar el terciopelo de la luna.
Dejemos que nuestros enemigos ardan en su propio fuego;
Nosotros
al fin y al cabo,
tenemos
nuestro propio cielo con raíces profundas.
Barataria, 23.XI.2010
Barataria, 23.XI.2010
© Pintura Jeane Myers
© André Cruchaga
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