Imagen tomada de la red
SIEMPRE DEMASIADOS PELIGROS
Siempre hay demasiados peligros para mis ojos en las zanjas del dolor la ceniza las escaleras sin alimento: siempre lo supuse cuando la edad de los pies cayó a la boca la furia de los anillos inexorables este huracanado acontecer en medio de la salmuera suceden días de hermosos reveses algo huye de la lluvia algo digo al caer la tarde irremediablemente sobre los hombros marcando las ojeras con golpes agónicos tiritando cuando arrecia el galope de los dientes entre paredes y locura y acaso verdades imposibles de descifrar en los algoritmos del viento junto a las manos devastadas las quemaduras cavan cementerios de guijarros también las vértebras batallan en su evidente zapatazo de campanas en ese fluir de mi sangre en una taberna donde el humo huele a desdicha y mis calcetines a locura en mi pequeño territorio gotea toda suerte de piedras aún así soy obediente al arcoíris soy obediente a la noche que cose mis poros mañana a lo mejor haya otro espejismo y resbale mis pies en el cuaderno y le dé explicaciones a la tinta derramada a las calles innecesarias de los remordimientos alrededor siempre hay demasiados peligros una brasa puede quemar la casa un aleteo puede horadar el aliento una condena escribir almanaques para la posteridad del karma siempre aquí o allá la cobija vacía del rocío el petate con cuarenta noches de aguas oscuras mientras en el traspatio huele a memoria todo huele y sin embargo es la batalla de otoño es la palabra colgada en el dintel de la puerta es el agua del dolor enredándome en sus profecías es la sombra de mí mismo jugando a ser guitarra hay tantos murmullos que mis ojos desvanecen sonidos sordos sofocados por mi puño y un viento de ramas atroces donde cuelga el deseo y un espejo rojo como el mar refractando los muros del pálpito haciendo clic al filo de la alborada hoy el poema es así: una columna palpitando desde las entrañas de la hoja que desenfunda su neblina
Barataria, 09.X.2012
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