sábado, 20 de octubre de 2012

EVOCACIÓN DE UN DÍA MEDITERRÁNEO







EVOCACIÓN DE UN DÍA MEDITERRÁNEO





Allá entonces el tragaluz de las pupilas reptando en el goteo de la sal hasta el punto ensimismado de escribir otro imaginario: en el granito morder los peces del firmamento las rojas aguas bajo la órbita del vértigo a la boca llegan entonces las secretas paredes del confín la playa del viento de las colinas el arado en el paralelo de la trementina evocamos todos los barcos en medio de las aguas todos los rieles del suspiro en la espuma olemos juntos las letras de los libros cada solapa de la espuma y esos ojales que la arena forma cada vez que el agua salta sobre la luz extendida de la esperma hay cierta nostalgia por los pilares por los horcones hundidos de las ventanas desde el fragor del titubeo y el frío desde los techos de las palabras el sonido zigzaguea como una persiana de medio punto en la alcoba en la pupila que atisba el tránsito de los caracoles no me detengo sino a evocar esta aurora onírica la boca en el axioma del umbral de la tilde del nuevo orden del designio —Vos impresa en los papeles del tren de las pupilas ¿es el aliento el rumor de las aguas? ¿acaso el instinto ofrece el centelleo la ciudad diaria colgando de los puentes de la tinta? ¿transpira una mano sobre la otra mano los estambres de las propias sombras la geometría del éter en el espejo el hilo de la avidez en el lapsus del calendario? En cada evocación los tranvías de la hipnosis y no la Bolsa de Wall Street el rapto de las palabras graves en la siembra el devenir que nos llama desde las populosas bocas del bosque debe existir una alacena de magnetismos que ilumine los párpados sobre el césped hasta el pie del basalto del origen donde lo posible sea el vestíbulo del ritmo las ansias maduras de los húmedos dinteles de la respiración el filo sin ojeras en la saliva o el musgo del apetito en la avidez de los brazos en las últimas horas del día a discreción los pensamientos en las mayúsculas se acopla el espejo derramado a la sencillez de los mástiles a ese anhelo mágico desproporcionado de las cobijas para el ojo la antorcha de las alas el arte de apretar el tiempo en los cabellos la flecha núbil en el bigote horizontal de las enredaderas y ese tambor de pájaros en la altamar de mis huesos acostumbrados a la complicidad del polen

Barataria, 13.X.2012

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