Cada día las pupilas descubren el asombro en rostros diversos:
en el mapa de los sueños, la luz lanzada del espejo,
sobre el vendaval de luciérnagas, el blanco de la sombra
del poro en la ventana cautiva del reojo: frente al tiempo,
la descarga solar de los peces, la historia de las manos en el vaso
convulso del cono de leche en el estío.
Imagen tomada de mis Wallpapers.net
MAPA DEL PORO EN EL ESPEJO
Toda la geografía de la desnudez en el altar del espejo, —himno
del tiempo enredado en la hora ceñida del suplicio.
Para ver las paredes del pálpito, me interno en el rumor
del espejo, en las manos infinitas de la transparencia
que me provee el viento largo del aliento, —el asombro, de nuevo,
es la ciudad donde habita el universo de los paraguas.
Cada día las pupilas descubren el asombro en rostros diversos:
en el mapa de los sueños, la luz lanzada del espejo,
sobre el vendaval de luciérnagas, el blanco de la sombra
del poro en la ventana cautiva del reojo: frente al tiempo,
la descarga solar de los peces, la historia de las manos en el vaso
convulso del cono de leche en el estío.
En el desagüe del mundo, hay ausencia de pájaros: la luz
es insuficiente, cuando la nostalgia disuelve los objetos del espejo,
las sombras destruyendo el pálpito, la piel en su rasgado abismo;
al poro existe el espejo evaporado,
la retina adusta en la sed absoluta de los tejidos del aliento,
los sueños que atraviesan la embriaguez del alma,
el cristal de las palabras entregado al hangar de los espacios que,
de pronto, se tornan pesadillas, cantos que los sentidos no siempre
interpretan con acierto. Hemos hecho mapas y puentes
para que el sueño, en su mundo paralelo, perviva como elemento
del día, acompañe el sonido del poro,
con la fuerza de la voz y el deseo, con todo el magma de los paralelos.
(Un día sabremos, si la libertad de expresión, es en realidad
camino, o simple tajuilla en los pasos del día o la noche;
sabremos, —vos y yo—, si es otro de los tantos estratagemas
que se hacen por decreto…
A menudo pienso que no tenemos ninguna salida: no sé, realmente,
si el conocimiento puede quemar la conciencia,
o lo puede convertir a uno en ceniza indeleble, en pira de extraña
vigilia. La soledad pare vientos oscuros.)
Por más que lo neguemos, siempre hemos sido escoria del poder,
extrañas formas de viento en la ventana, caminos quemados
el uno al otro, desconocidos, extraños, sospechosos; nuestra caries
nos mete en peligrosos designios, en cauces de agua fatigada.
Siempre estamos repitiendo con insistencia las atrofias del poro.
¿Habremos de salir un día de estas endurecidas estampillas?
Quizá en medio de nuestra fragilidad, optemos por escribirle una carta
A Santa Claus, y hacerle una limpia a los espejos…
Barataria, 08.II.2012
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