André Cruchaga, El Salvador.
Al poeta Pedro Péglez,
I
II
III
Solo esta mi voz sin desmesura
En el jardín natural del viento;
Sigiloso, la fragancia siento
De ese traspasar en su albura:
La madrugada funda y madura
La sutil campana del alero:
El corazón frente a su velero
Es otro destello que se posa
En el alacena memoriosa
Del arrobamiento del viajero.
IV
Sueña el calendario en su sagrada
Pira; en la brasa que lo respira
La cúpula del azul transpira
Como una memoriosa llamada
Donde sólo cabe ánimo y no espada.
A veces en la marea vacilo
Pero es que, en la espada, el filo
Comparte con ella cualquier suerte
De ser simple talismán o muerte
En el hilo frugal de un pabilo.
V
El tránsito del tiempo entumece.
Al día se le lleva en el hombro;
En su diario cristal cruzo y nombro
El rastro pensado del futuro.
Y así, en el fuego me aventuro:
Andar en el rastro imaginado,
No en el maleficio del pasado
Que nada tiene, sino ser pozo
De un vado dormido y silencioso:
Una luz de “fuego trasegado”.
_________________________TIEMPO Y SER
[Décimas]
[Décimas]
Al poeta Pedro Péglez,
y a los extraordinariosrepentistas cubanos.
I
Este dolor de ser y su herida:
Ciega luz que en luz extremo vierte
Este andar solo, que no revierte
El ansia transida de la vida.
¿Qué fuego será que no olvida
El equívoco cuando él suena
En la lengua? Su labio enajena…
El tiempo sacia cuando deshila
El fervor de la sangre. Él destila
En marea su propia alacena…
II
El calendario no da caricia:
Ni en su tenaz porfía confiesa
El vano misterio que en aviesa
Llaga se transpira. Su codicia
Es desaliento cuando acaricia
El haz portentoso del arcano.
Nada es diferente cuando vano,
Lame entre los dedos lo que tengo:
Ceniza en mis sienes hoy sostengo
Como el ardor rojo del verano.
III
Solo esta mi voz sin desmesura
En el jardín natural del viento;
Sigiloso, la fragancia siento
De ese traspasar en su albura:
La madrugada funda y madura
La sutil campana del alero:
El corazón frente a su velero
Es otro destello que se posa
En el alacena memoriosa
Del arrobamiento del viajero.
IV
Sueña el calendario en su sagrada
Pira; en la brasa que lo respira
La cúpula del azul transpira
Como una memoriosa llamada
Donde sólo cabe ánimo y no espada.
A veces en la marea vacilo
Pero es que, en la espada, el filo
Comparte con ella cualquier suerte
De ser simple talismán o muerte
En el hilo frugal de un pabilo.
V
El tránsito del tiempo entumece.
Al día se le lleva en el hombro;
En su diario cristal cruzo y nombro
El rastro pensado del futuro.
Y así, en el fuego me aventuro:
Andar en el rastro imaginado,
No en el maleficio del pasado
Que nada tiene, sino ser pozo
De un vado dormido y silencioso:
Una luz de “fuego trasegado”.
____________________________
Textos publicados originalmente en el espacio virtual del poeta Pedro Péglez: Cuba Ala Décima. Leer más de André Cruchaga en: Arte Poética-Rostros y versos, Palabra Virtual, El Cielo a caballo, Poetas del mundo, Poetas Antiimperialastis de América, Red Mundial de Escritores en Español, Revista Baquiana, Revista Remolinos, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario