©Pintura de Yves Tanguy
TERRITORIO DE SOMBRAS
Como una tipografía
negra, el cuervo y su mundo atroz.
—El terror llega casi
profético, la imagen cotidiana que me muerde,
minuciosa, como una
lluvia de objetos derruidos en las axilas.
(Ya camino con un haz de versículos y epitafios).
Nunca ha sido fácil deshacerme
del olor de las distancias,
ni de los espejos, ni
de la decadente erección de mi ceguera,
tropo de sombras en
la lengua de la tormenta.
Entre tantas contingencias
cualquiera puede urdir sus alivios;
o al menos buscarle
sentido al cortejo de proverbios.
Mañana, tal vez, deje
de friccionar tanta conjetura.
La indiscreción es
otra manera de subvertir el engendro de fluidos
vaginales en mi
tortura de asedios suburbiales y efigies dilapidadas.
Mañana esta larga
agonía como un país del tercer mundo en el fleco
de castraciones de un
cuarto de psicoanálisis.
Mañana, siempre, los
cuerpos fugaces, expandidos en el equívoco
de las parábolas, vahas
en los jirones de espuma de la Bahía.
Mañana, el mismo día
como una canción de brumas en la noche.
Mañana, un dardo
suspendido en mi boca.
Mañana.
San Francisco, California,
2013
Del libro: «Bahía St. y otros poemas», 2013
© André Cruchaga
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