lunes, 23 de enero de 2023

PRÓLOGO AL OLVIDO

Obra pictórica de Joan Mitchell



PRÓLOGO AL OLVIDO

 

 Y cantos lejanos, ecos muy prietos, traslación de nubes

hacían llorar a los espectros con tanto silencio

mientras mi alma de suicida llevaba impensadamente

a su quieto seno la mácula penitente de aquel sonoro eco

rompiendo el mutismo de la hirviente serenidad

ANTONIO SAURA

 

En medio de nichos fríos estos largos cabellos de lo inmóvil bostezos sobre el granito silencioso de la noche casi penitencial este candil de olvidos el mimbre ciego cerca de la bruma: la medianoche se muestra en el esqueleto del tragaluz como una bandera atravesando el tapial del horizonte cerca estoy del absoluto olvido quiero reemplazar la nostalgia y el hambre los bolsillos marchitos y el barniz del goteo de tantos ídolos infortunados a riesgo del abismo el agua sin aplomo en el desfiladero años de vuelo ¿quién lo recuerda? solo el espumarajo en la boca o el aliento de inclemencias oscuras desenfundado en las arenas movedizas de las aceras en el pezón del respiro todos los pretéritos y los muñones golpeados en la argamasa ¿a qué estos jirones de pupilas o lanzarse sin campanas a las semanas? prefiero los baldíos y la sal monstruosa de la inmolación prefiero quedarme aquí sin boletos y sin ángeles a seguir en el desvarío que provoca el bajomundo de las entrañas prefiero el descolor rugoso de la cicatriz y la herrumbre subiendo al cuerpo (a voluntad propia deshecho la envoltura que me arrebata las sienes y el pavor que me causan los bostezos la realidad es húmeda y espectral como el sollozo o el tiempo ahogado en nuestras propias raíces hubo sed y terror y caminos de gruesa ceniza y tanteos como punzones en los poros ¿es la conciencia a fin de cuentas la que encarna la fosa común de los cementerios? voy sin pensar en ciertas revistas: Glitter baby, Cosmopolitan, Interview, Vaninity fair, people, Vogue, Fashon, Time, Playboy, Forbes y tantas otras) este guión cinematográfico de la niebla me asfixia me atosiga la sordera de los ególatras y las tantas mordazas a fuego cruzado una cara limpia es igual que los jardines un ojo entumecido es la fisonomía caduca del incienso si busco el olvido es porque quiero darle vuelta a la página del páramo y que el júbilo no sea objeto suntuoso y de difícil tenencia el constante pañuelo que provoca cansancios lo mismo que los anuncios de muerte difundidos en los periódicos la mucha fiebre tortura las sienes en derredor de la  respiración los zopilotes y el búho sudoroso de los estornudos y las cortinas líquidas de los laberintos y las púas que cruzan en el viento solo así saldré ileso del cascajo mar afuera después del naufragio pródigo como un vilano de azúcar ante la imagen de tantos comensales no quiero la ruina sobre mi petate ni el buitre que expía mi nombre ni la sombra que disputa el vaho ni el gemido que rasga los prostíbulos como una yesca impúdica en cada último pelo que me queda la cruz y la plomada hasta el cuello lo visible de los ijares a la larga todo resulta ser un funeral cierto el sonido martillado de la ceniza las ventanas encuadradas en las esquinas del ojo de los abanicos después de todo salgo a la calle luego me pierdo en las hilachas de mi timidez al final soy un nuevo comensal en el retablo del porvenir paradójicamente la luz nunca está en desuso…

 

Del libro: «Se han roto tantas cosas con el viento», Barataria, 2014, 2015

©André Cruchaga


 

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