© Obra
pictórica de Joan Mitchel
DERROCHES DEL RECUERDO
Soy todo el hombre
El hombre herido por quién sabe quién
Vicente Huidobro
Vuelvo al hombre para morir en medio de
todos los escombros.
Y en esa vocación de lava, rescoldo y miseria, abandono los dogmas,
de la carne y el seno ronco de mis
confusiones;
hundo mis manos en la confusión del
grito donde aprendí a morir,
y en el cráter de la herida que discurre como un ojo pobre
en las orillas del mundo de mi luz confinada a laberinto.
De mis pies, el asfalto golpeando siempre la historia del yugo infame,
el tiempo que nos trae cansadas melancolías,
sin que el viento sople y deshaga la voz ya degollada en el camino.
Una sed de ceniza muerde los pájaros anidados en el pecho.
Un alarido remoto moja la boca al punto
de oscurecer
entre la maleza de remotos urinarios, «mientras va la anarquía
del corazón vertiendo su insaciable razón
mortificada.»
Al cabo, no sé quién está al otro lado de la noche con sus furias,
ni quién huye de la libertad degradada a
cautiverio.
Salvo la resignación, la noche sigue
aquí con su metal silencioso
y enervante. Es como si la memoria se
dilapidara con escalpelos.
Del libro: «Mi memoria se ha cansado de llover y
esperarte», 2022
©André Cruchaga
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