domingo, 7 de noviembre de 2021

ANTE UN FUTURO INCIERTO

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ANTE UN FUTURO INCIERTO

 

 

Podemos pensar en todo lo que vendrá y elaborar grandes

discursos sobre el tiempo, pero éste tiene olor a kerosene,

a cachivaches y a comida inservible.

En estos días ya no podemos soñar con un país de equidades,

ni devolverle a las palabras su propio campanario.

Temprano mueren los girasoles y solo nos quedan los huesos

y los desaparecidos en una tierra de muros y oscuridades.

Apenas nos asomamos a la luz y se nos cierran los ojos de nubes,

de años de cicatrices: en un santiamén la muerte vuelve

a cobrar vida, junto a la decapitación de los sueños.

Envueltos en montañas de palabras, sin embargo,

muérdenos como transeúntes solitarios, los gusanos de alfileres

de la lluvia, o los zoológicos disfrazados de jardines.

Todo nos ha sido robado, aún el pesebre con olor a estiércol.

Sin más que luchar, a no ser por la propia libertad,

nos convertimos en infinito para derribar este feroz crepúsculo.

Desafiar el terror, es darle oxígeno al alba.

 

De Camino disperso, 2021

©André Cruchaga



 

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