TAL VEZ
SOLO SEA EL INVIERNO
Añoro
una voz para decir el árbol
Que
ronda mis sueños, el nombre de una mujer
Que
semeja el descenso de las mareas,
Y
el diálogo interrumpido que sostengo
Con
el ángel.
María
Clemencia Sánchez
Tal vez
solo sea la partida o el resto de un adiós, el brazo caído
en el
árbol del olvido, el despojo de una sonrisa compartida.
Nada
nuevo hay en las bocas que callaron en la intemperie,
súbita la
esperma en un ataúd de viudez, un muro de piedra feroz,
amenazante
entre errantes fangos de cielo sin velámenes.
En el
extremo desenrollado del graznido, el tótem de cobijas
sin
huéspedes, o el sentido insomne de la última caricia.
Desde
luego hay tantas cosas que añoro: el ovillo del paraíso
y ese
despeñadero alrededor de tus ijares
y esas
aguas hasta el cuello, noctámbulas, colgando del alero.
Hay
mareas en tierra, ancha y desnuda, como roca de sed,
y una
sombra ciega que nos llama en sucesivo desconcierto.
En el
camino del sueño, la palabra tren en tu boca, a veces la lluvia
en tu
pecho como una puerta de par en par.
A veces
escucho tu voz sobre el agua a voluntad del corazón.
De Camino disperso, 2021
©André Cruchaga
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