viernes, 1 de enero de 2021

INCLEMENCIA DE LA ESPERA

 

©Pintura de Gerhard Richter



INCLEMENCIA DE LA ESPERA

 

 

Quedaré reducido a cenizas:

y los que vengan leerán en ellas.

Torcuato Tasso

 

 

“Salgamos de la ciudad por la puerta que no tuvo nombre.”

Salgamos por la puerta del ojo que nos mira, del oído que fluye

en la voz, del cuerpo robándose los huesos.

No sé si solo fue ilusión esta espera forjada en los párpados,

o un alma queriendo enterrar las últimas cenizas

de aquel paraíso desterrado.

Me pregunto cómo es vivir temblando sin quemarse: supongo

que nada ha existido, salvo la hoja del árbol que se desprende,

hasta caer de súbito sobre la tierra e incendiarse de sombras.

Me pregunto si no es estar ciego en este hierro de confusiones,

en un lugar donde los brazos están cerrados y la herida abierta.

Ya sin batalla alguna, quedaré reducido a ceniza.

La inclemencia de la espera fue solo una manera para seguir

viviendo, aunque la niebla solo tuviese silencio.

De vez en cuando cae una pluma en la ventana, una risa distante:

es el ala rota de la noche con sus lamentos.

Es la tiranía de un alfiler de escarchas, de una fosa arraigada

a la fogata de un imaginario de aguas sin barcos.

 

Del libro: “Invención de la espera”, 2020

©André Cruchaga

©Pintura de Gerhard Richter



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