lunes, 13 de agosto de 2018

VUELO CIEGO

Imagen cogida de la red






VUELO CIEGO




La mudez hace sus ramas en medio del alud de la ceguera. Mañana era sólo un pretexto para fijar fronteras. ¿Quién puede darle vida a la alegría desde la carne triste? —Todo se va en el temblor que auspicia la muerte, en su olor a boca anochecida.

El dolor está hecho, también, de paredes dispuestas al olvido.

(Donde calla la sed, se vuelve imposible caminar. La devora mi olfato. Aunque haya expirado la inocencia, el desvarío hace sus propias pulsaciones. Alrededor, hay tatuajes que se aferran a los tuétanos.)

Del otro lado de tantos muelles degollados, el ala ciega, y visibles los difuntos, las bóvedas laceradas del gemido.

Al final, sólo veo pájaros irreconocibles y la declinación temprana de los parques; sobrevuela el eco desmoronado del viento.

Soy sombra, alarido y memoria: no veo en qué lugar amanece sin ocaso, ni en qué ceniza ha dejado de arder la destrucción.

De “Poemas del descreimiento”, 2018.
© André Cruchaga

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