martes, 21 de abril de 2009

Llum a cegues de André Cruchaga Traducido al catalán por el poeta Pere Bessó

Pere Bessó, poeta y traductor español






Va este poema para mi amigo poeta Pere Bessó
que con afán benedictino desenhebra
los hilos sigilantes de las palabras.
André Cruchaga





_______Llum a cegues______



Jo només sé del temps que em cau damunt dels muscles.
Res més no sé d’aquest temps que nuga els meues arrels al destí.
Allò que fou flama —forma efímera de l’alegria.
Bastí camins i hi perdí tota companyonia.
Perdí cada hora en la conquesta de no-res: perdí
Llibres i la veritat al peu de les sabates —res no resta
Sinó l’ull que s’alia amb un torrent de sal.
Les portes damunt d’un joc de buits extenuants;
La veritat del raig en l’aridesa ardent:
El condol com un tuguri de cartrons sense vocables,
L’íntim dard desviscut als records…
Un dia i un altre dia feroç la pols dels udols,
Els silencis lents de l’oblit, les mans hora foscant
A l’horitzó sense que el món òbriga el seu bosc
O un altre itinerari sense absències…

Jo només sé del temps que em cau damunt dels muscles.

Sé dels pètals damunt dels pòmuls de les pedres.
Sé de la memòria que hissa el sigil de la clorofil·la.
Sé del mar obsés ofegat als meus records, de les ombres
Que sempre han guaitat els meus desensonys…
Només em queda el rastre de la puresa a les mans:
La claror o el misteri expiraren als meus llavis,
Se’ls endugué el vagareig de l’encens, el rostre estrany
De les ansietats, o l’abisme on els espills
Llangueixen de branques i camins: afone les meues tempes
A la finestra del vent —la pell ha perdut la seua tinta
Verda al no-res: la nit és vident i la llum, cega
Taula per a retindre els ports entre les dents.

Jo només sé del temps que em cau damunt dels muscles.

Ara veig el món des del claustre de les cel·les.
El veig al claustre dolent de l’adust —ací també
He esgarrifat les entranyes i el subtil aguait de les abelles.
Res no m’és estrany: ni els rellotges ratats dels colps,
Ni el coloqui còmplice de les ficcions, ni les parets
Que dolen al límit de l’humà…
Ara calle sense despertar les campanes, després d'exterminar
Els colors, i provar fosques criatures en les meues nines.
“Només com una nota que floreix a les altures del buit
No hi ha bé no hi ha mal ni veritat ni ordre ni bellesa”…
No hi ha més veritat que la penombra rompent els espectres;
Només el buit indiferent de les mirades i el fred atordit
Dels somnis…
Baratària, 21.IV.2009





______Luz a ciegas_______



Yo sólo sé del tiempo que cae sobre mis hombros.
Nada más de ese tiempo que ata mis raíces al destino.
Lo que fue llama —forma efímera de la alegría.
Construí caminos y en ellos perdí toda compañía.
Perdí cada hora en la conquista de nada: perdí
Libros y la verdad al pie de los zapatos —nada queda
Sino el ojo que se alía con un torrente de sal.
Las puertas sobre un juego de vacíos extenuantes;
La verdad del rayo en la aridez ardiente:
El luto como un tugurio de cartones sin vocablos,
El íntimo dardo desvivido en los recuerdos…
Un día y otro día feroz el polvo de los alaridos,
Los silencios lentos del olvido, las manos atardecidas
En el horizonte sin que el mundo abra su bosque
U otro itinerario sin ausencias…

Yo sólo sé del tiempo que cae sobre mis hombros.

Sé de los pétalos sobre los pómulos de las piedras.
Sé de la memoria que iza el sigilo de la clorofila.
Sé del mar obseso ahogado en mis recuerdos, de las sombras
Que siempre han aguardado mis desvelos…
Sólo me queda el rastro de la pureza en mis manos:
La claridad o el misterio expiraron en mis labios,
Se los llevó el deambular del incienso, el rostro extraño
De las ansiedades, o el abismo donde los espejos
Languidecen de ramas y caminos: hundo mis sienes
En la ventana del viento —la piel ha perdido su tinta
Verde en la nada: la noche es vidente y la luz, ciega
Mesa para retener los puertos entre los dientes.

Yo sólo sé del tiempo que cae sobre mis hombros.

Ahora veo el mundo desde el claustro de las celdas.
Lo veo en el claustro doliente de lo adusto —ahí también
He desgarrado las entrañas y la sutil asechanza de las abejas.
Nada me es extraño: ni los relojes roídos de los golpes,
Ni el coloquio cómplice de las ficciones, ni las paredes
Que duelen al límite de lo humano…
Ahora callo sin despertar las campanas, después de exterminar
Los colores, y probar oscuras criaturas en mis pupilas.
“Solo como una nota que florece en las alturas del vacío No hay bien no hay mal ni verdad ni orden ni belleza”…
No hay más verdad que la penumbra rompiendo los espectros;
Solo el vacío indiferente de las miradas y el frío aturdido
De los sueños…
Barataria, 21.IV.2009


Cruchaga:

Bueno, tenemos diferencias al cabo.Yo no afirmaría tan contundentemente que no hay más verdad que la penumbra que rompe los espectros. Me recuerdas en eso algún episodio dramático que hubiera hecho las delicias de Baudelaire o de su primo lejano E.A.Poe, el amotinado.Pero hay algo que me deja tocado, que haya un tiempo para la sabiduría o para el seguir tirando, ése que quema en los hombros, y haya que untarlos con aceite crudo (de palmera de coco, a ser posible) a la espera de que la tía doncellona recuerde la pócima de sus ancestros.Y es que esa luz a ciegas es la que circunda los aros del destino. Llama, como bien dices, efímera del gozo. La luz y el envés o contracanto del desluzamiento.Pero, en tanto que lo debatimos y, en tanto que alimentamos las sombras apenas/ a penas, vaya tu poema de lunes. Sin más.Un abrazo.Pere Bessó

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