miércoles, 11 de marzo de 2009

Rastro de los sueños-André Cruchaga

Paisaje de los sueños [Fotografía AC]




______Rastro de los sueños_____




Rastros del sueño”, tejidos de la memoria:
Eco de un tiempo transfigurado en las persianas
Cálidas de las pupilas. El firmamento hundido
En las manos —el tren roto del calendario
En la lengua de los rieles, las ramas del viento
Como una lluvia que la música no borra.
—Aquí y allá, jugando al ajedrez del horizonte,
Al jardín oscuro de los relojes, a la sed que no sacia
Las lunas del País, al árbol del silencio
En los meses de la garganta, al fantasma del asfalto
En la noche caminando con cuervos y sicarios.
El amor y la ternura otra vez en la ausencia:
—sólo en los parques se ve el temblor de las sombras
Y esa forma del tiempo ceñida a la boca.
Esa forma de refugio marmóreo y de granito.
Los pies furiosos y cansados de caminar sobre
Las hojas de los libros, las calles carcomidas
Por el ansia, a veces apretada furia de la angustia.
Las horas arden en su partida moribunda:
Muerden en la centella de la almohada
—soplan los muros, las puertas y las ventanas.
El polvo ahoga los poros y junta la ceniza en los cuadernos
Donde hemos ido escribiendo las aguas interiores.
El hierro ha formado su violín de halcones, —sordos
Violines en la niebla de la tormenta, transiciones
Que sólo son posibles en la noche de los espejos.
El jadeo de los metales hiende la memoria:
Hoy discurren vahos en medio de respiraciones ácidas.
La sequedad puede más que un lecho de humedad plena.
La inocencia se perdió en cada palabra: hoy
Se ha llenado de pretextos e indiferencia y destiempo.
Los antiguos miedos fraguan su lado oscuro,
La rugosidad es demasiado habitual y carcome
Como un fuego a ciegas los sembradíos de la transparencia.
Luego los objetos en negro, la respiración
En su concavidad pétrea —las aguas bajando sin voz
Por los espejos y de nuevo la luz oscura ardiendo
En el cuerpo como la noche que cuelga sus ojeras
En el desván líquido de las pupilas…
La raíz del sueño se queda en la garganta, en la sombra
Súbita que se respira: Ahí la memoria juega
Sin palabras, pero arde frente al vértigo —hacia
Las aguas del aliento donde se lamen los suspiros.
El sueño siempre juega a ser un sueño de irrealidades:
Y por más días y lámparas o noches,
Ahí están rotos los párpados junto a una estación
Sin pupilas fiables, a los pañuelos del alba.
Barataria, 11.III.2009

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