jueves, 26 de febrero de 2009

Destino del hombre-André Cruchaga

Ruinas El tazumal, El Salvador [Fotografía André Cruchaga]






________Destino del hombre_______





Para leer correctamente la etapa histórica en la que nos encontramos,
tenemos que distinguir entre las dinámicas de continuidad y las de ruptura,
entre lo normal y lo excepcional.
Immanuel Wallerstein




“Y de pronto el destino del hombre estaba allí”.
No en aquel lugar de las hecatombes por más
Que se repitan para determinar las hegemonías
Del poder. Los disfraces se han puesto de moda
Y no tienen horario ni sueño: alrededor
Del presente se ahoga el espacio de los pájaros.
Los grandes poderes de la tormenta y la codicia,
Saltan ahora a la vista con sus dibujos macabros.
Ahora toca, brutalmente, la conquista de la paz
Y el arraigo aún entre tantas depredaciones.
Después de todo crecimos sin rostro: sólo
Nos erguimos frente al vendaval lascivo de la historia.

Y de pronto la tierra prometida ha sido un polvorín.

La paz fue borrada por la brama de la guerra,
La seducción del poder y un horizonte poco claro.
Ahora tenemos más sombras que la noche misma
En medio de una suerte quemada y tirada a los ríos.
Ahora la obediencia del aire ya no es posible:
Y, aunque falten luces y luciérnagas, al menos
Inventamos otros espejos en la colmena…
Al menos el sollozo sabemos de dónde viene,
Al menos sabemos que en la cotidianeidad no habrá
Pan y que el azúcar es un naipe del destino.
En la invención de la historia murmuran los fantasmas:
La tensión recurrente entre naciones hace
Del destino un armario de fósforos y voraz vigilia.

Y de pronto ni en los vitrales se atisba un Paraíso.

Las hegemonías ahora se vislumbran colectivas.
Mientras las conspiraciones las va desvelando
La conciencia en su goteo de vértigo y sonambulismo.
¿Qué queda después de un siglo de xenofobias?
¿Qué nos queda después de la crisis mundial
Y los desastres, dónde desembocará este declive
De antiguos pétalos humanos? Nadie lo sabe cuando
Lo humano es más parecido a una llama y la sola
Perplejidad rompe las venas de cualquier ficción
Contenida en los relojes del aliento.
¿Qué promesa dejará de ser eso y convierta la palabra
En regazo del aleteo, en vuelo concreto, respirable?

Y de pronto el destino de todos ha cambiado.

Los hilos de la transparencia tienen otros sigilos.
Digamos que en este oleaje, dejamos de ser señuelos
Para convertirnos en una campana puntual
De cristales.
Digamos que la intuición puede conducirnos
—Frente a la gravedad del galope—, al destino del jade.
Barataria, 21.II.2009


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