©Pintura de Joan Mitchell
OMNIPRESENCIA
Hogueras
pálidas revolviéndose al borde de las noches
Corren
humos difuntos polvaredas invisibles
PABLO
NERUDA
Siempre usted en todos los lugares que habito. Me asfixia
súbitamente la ternura de las hojas desteñidas que caen sin cesar. No importa si
estoy sobre un mausoleo, o perdido en el insomnio de mi sombra de perro
trasnochado. Será el silencio el que suene en el vacío inextinguible de la ciudad,
igual que una luna yerta en la ceniza. Será un amanecer decrépito en un prostíbulo
donde cada uno pierde la noción de certidumbre. Será la llovizna acuchillada en
la joroba que cuelga en nuestras paredes. No cabe en el ojo de la aguja toda la
niebla que guardan las sienes en el sexo desesperado bajo la lluvia. (A
veces se vuelve trágica esta impotencia de ser niño en la luz que consume la omnipresencia
de la muerte.) Por ahora, no encuentro la salida a esta confusión que amanece
en las escamas de las manos o en el pecho hundido por una mordida.
Del libro: «La crypta de Daphne», 2020
© André Cruchaga
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