©Pintura de Judith Bergerson
EL
MUNDO SOSTENIDO EN EL PECHO
El mundo figura en
la piedrita acumulada en los bolsillos o en el zapato cerrado del chillido en
las especulaciones del cielo un telescopio de silbatos nos orilla para explicar
los caracoles desabotonados del último impulso de la piedra de lanza del rumor
en una botella de pálpitos se derramada el agua del mar: el espejismo aprieta
las obscenidades del humo o la mancha de saliva lamida con los dedos de las
últimas poluciones nada es comprensible cuando uno medita en el patriotismo de
las calles o los portales cuando el lenguaje únicamente propicia la náusea y el
cisne blanco del eructo se pierde en la penumbra —ya nos hemos acostumbrado a
la luz lapidaria de las invocaciones a la caricia rota de lo inesperado al ojo que
resopla en la oscuridad del tintero de tus entrepiernas o al frío negro de la
tortura cuando se suspende en la piel la rosa de polvo de los días perdidos una
coliflor de mugre muerde el olfato hasta dejarme un sahumerio de sardina
infatigable.
Del libro: “Metáfora del
desequilibrio”, 2019
©André Cruchaga
©Pintura de Judith Bergerson
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