Imagen cogida de la red
AVE
DE PASO
Alza la sombra sus extrañas manos
sobre mi pecho. El ojo sólo es un ave de paso en esta noche de alucinadas
hendiduras.
Los sueños quedan en el balanceo roto
de la sed: aun soy animal imaginario, entre el aro arqueado de la lluvia.
Cuando se rompieron todos los artificios,
quedó abierta la herida como una cárcava de niebla.
Nos inmolamos en aquella tormenta
hasta abandonarnos en la oscuridad del mundo.
—Y claro, sólo era efímero el vértigo
de las alas.
De “Poemas del descreimiento”, 2018.
© André Cruchaga
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