Imagen cogida de la red
PERSIANAS
Hay una voz profunda que clama
entre viejas persianas: la misma voz
que traduce el resplandor. (Alguien enarbola los sueños con cierta
altivez,
cuando sólo hay que dejarlos fluir);
en la punta de las hélices, a
menudo, encontramos escalpelos del tamaño
de la bifocalidad del odio,
—¿avanzan, así, las poleas de la irradiación
del azúcar? ¿Acaso no es cárcava
el acordeón de tanto maleficio, la seudo
ética de los periódicos sobre las
aceras?
—Detrás de mis deudos hay tantas
opresiones, que volvieron utopía
los pañuelos: al final me harto
de las líneas transversales del grafito, de cuantos
gimen o lloran desde fuera,
(el tiempo me da esa sensación de extraña plenitud: al final
únicamente
he acumulado herrumbre) el eje del galope no es mansa fotografía…
Barataria, 13. XII.2013
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