Imagen cogida de la red
INSTANTE
Cada instante languidece en su
propio disfraz. Desordenamos los rosales
y esa fotografía de la fugacidad
que siempre nos acompaña.
En el camino siempre se sucede
una suerte de experiencia mayor: venimos,
vamos, nos desvanecemos;
hay una conversación sin
protocolos con el yo interno,
siempre lo íntimo es un espejo
sobre la mesa, así de sencillo, sin urgencias.
(Cuando pensamos en lo intangible, perdemos cuentas y brújula),
Por eso a veces son extrañas las
ideas, y aun la poesía que se llena de rarezas
cuando toca la piel, cuando el
invierno no nos provee de esponjas.
Barataria, 30.XI.2013
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