Te miro de cabeza a pies, contento
Te miro de cabeza a pies, contento.
Y auque sé que tu corazón me pierde,
Invento cualquier cosa que recuerde
Esta ardida pasión del sentimiento.
Te toco de cabeza a pies, hambriento.
Hambre donde la boca juega al verde,
Hambre donde el fuego soñado muerde,
Al incendio mismo sin que este viento
Que nos lame, deje de hacer su oficio.
En toda esta impaciencia está presente,
Esa licencia de perder el juicio,
Pues “la luz pelviana” hace transparente,
El secreto matorral que al inicio,
Sólo el derroche del desvelo siente…
Barataria, 26. 12. 2007.
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