domingo, 27 de enero de 2008

Sombra duradera_Poema de André Cruchaga

Ilustración: Joan Miró






Sombra duradera





Implacable
Se extiende una sombra duradera.
Antonio Porpetta.



Seguimos en el río de la negación y la incertidumbre,
Jugando a la ronda de niños calcinados
Por el escombro de las moscas
Y los columpios sudorosos de las pestañas;
Desde las calles se ve negro el horizonte,
El nudismo del vértigo hace de la oscuridad,
Una ventana con varices, charcos de huracán,
Frutal herrumbre de la violencia,
Extraños badajos de ciega saliva,
Lascivos miedos sobre la cruz y las ermitas,
Servilletas empapadas de caries
Como paraguas de lenguas oscuras.
Todo esto lame el pequeño círculo de la vida.


No vastan las palabras pese a su sombra duradera.
Es mayor el inventario de las caídas,
El techo derruido, el futuro socavado
Por banderas de sangre y féretros de papel
Periódico jugando a lo posible en las calles.


La vida es permanente fuga hacia el silencio;
Los sueños un catálogo en vitrinas
De caníbal transparencia.
La vida se nos va donde comienza a vivir el olvido.
Nadie puede negar este boceto que a diario nos anda
En movimiento de aguas, piedra y viento.


Detrás de las sombras, el aliento brota en vetas
Como fugitivos relámpagos madurados
En ciegas fronteras monocolores…


Los brazos no resisten la extensión de las piedras,
Ni los frijoles en cápsulas plásticas son suficientes
Para mitigar el hambre.
Pero nadie escucha. Nadie oye los proyectiles de las cáscaras,
Caer sobre los ojos como lenguas gastadas.
Por eso este mundo es otro mundo sin alfabeto:
En él sólo caben destinatarios o monólogos
De flameante ceniza,
Hollín de agónicas espuelas, fantasmas encarnados en alacenas,
Tasas de neblina picoteando la fantasía,
Museos de apretadas galletas para mitigar el apetito
O, si se quiere, —digo, basura cuyo reino se vuelve inmutable
En el sagrado destello de las luciérnagas…
Barataria, 26.01.2008.
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