jueves, 23 de enero de 2025

AL BORDE, LAS LÁMPARAS

 

Imagen pintura de André Masson


AL BORDE, LAS LÁMPARAS

 

 

(Al borde de las lámparas, el aullido de sangre sobre el cuaderno, las sombras ciegas de la tinta, y hasta los duelos de mis pesadillas. En esta mezcla de escaleras todo es confuso: desesperan los agujeros del aliento, los tantos clavos que sostienen las funerarias, aquel nombre que golpea los platos vacíos sobre la mesa. Arde la opacidad de la tristeza alrededor de esta luz sombría, dentro de la boca de los abanicos).

 

Como ayer, ahora, estoy deshabitado de otros tiempos y lugares.

Debajo del fuego, las baldosas con fervor de moho y recuerdos,

la arcilla con rasguños de quimera, el tallo de la espuma en el ojo

de la sombra ruidos trizados en el bostezo de las puertas.

La luz tiene infinitas formas para desvelarse en los inmóvil

de candados que el tiempo pinta de temblorosos pájaros;

lo sé ahora cuando la vigilia se yergue sobre mi esqueleto rural.

Sólo espero que la luz esté allí mientras tenga sueños, sueños

mientras el tiempo no desdiga el olvido.

Al cabo, estar aquí, es la naturaleza de mi propia caligrafía.

Mi propio reino. Mu reino propio, aunque se destiña con los días.

Nunca supe de otro desde las primeras palabras sembradas,

desde aquella totalidad de surco que abrí junto al postigo de sangre:

si algo ha de vivir siempre es el árbol de la muerte.

Si algo perecerá es la alegría con sus manuscritos de porcelana.

 

 

Del libro: «Incendios giratorios», Barataria, 2013

©André Cruchaga

Imagen pintura de André Masson


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