Ilustración: Wassily Kandisnky.
Mi dolor en tu regazo
¿Hundiré mi dolor en tu regazo
Tibio y silente de vuestra existencia?
José Moreno Villa
Hacía dónde camina este oasis mudo
De la carne —desgarrado cuerpo,
Doliente soledad de las ideas
Hundiéndose en la escenografía de agónicos
Fuegos artificiales.
Hacia dónde, perdido en la neblina, sin tus manos:
Ráfaga roja en mi locura de demonios y angustias.
Hubiera querido que el espejo fuera tu propia carne,
Río de ternura, embriaguez de polen,
Secretos surcos donde la voz no desespera,
Ni el día baja con ceniza de pájaros.
El tiempo siempre nos llena con frágiles goces.
Hora tras hora el reloj con sus ráfagas de vértigo:
Piedras en las pupilas como celdas de categóricos fósiles.
Hundiré mi dolor en tu regazo de luz:
Mundo entero para mis aguas abruptas;
Deletreo hojas amarillas en los fósforos
Tendidos de la noche
—el mundo arde de sombras; está al borde
De trenes delirantes y líquidos rieles,
Donde las vértebras lloran hambrientos túneles.
Y aunque la voluntad nos prometa desnudos
Espacios siderales y húmedos besos,
La noche está allí, ululando, con sus redes de ceniza,
—empolla sin tregua campanarios de confusos
Amaneceres y calendarios.
En ti mi dolor. Pájaro ebrio en tu rostro.
Puerta donde las vigas sostienen el sollozo,
Las raíces ansiosas de la tormenta,
El golpe aturdido de las luciérnagas,
Los peces del pecho absorbiendo el delirio
De las aguas ensimismadas de los grises.
En ti mi grito. Toda la existencia aullando.
Todos los brazos como puerta: —alacena infinita,
Cauce de mi débil carne: tierra donde habita la ternura.
“El mundo me ciñe”. El mundo que juega a la angustia
Y abre el torrente de los precipicios
Y lame la aurora de descorazonadas banderas.
“El mundo me ciñe”. Solo, aquí, con el universo de tus alas
Y el aullido de este dolor: —ruina y caos de mi voz:
Ruina y caos bajo el litoral del alfabeto,
Ruina y caos entre sórdidos espejos,
Ruina y caos supurando fantasmas de saliva…
Barataria, 23. 02. 2008.
Mi dolor en tu regazo
¿Hundiré mi dolor en tu regazo
Tibio y silente de vuestra existencia?
José Moreno Villa
Hacía dónde camina este oasis mudo
De la carne —desgarrado cuerpo,
Doliente soledad de las ideas
Hundiéndose en la escenografía de agónicos
Fuegos artificiales.
Hacia dónde, perdido en la neblina, sin tus manos:
Ráfaga roja en mi locura de demonios y angustias.
Hubiera querido que el espejo fuera tu propia carne,
Río de ternura, embriaguez de polen,
Secretos surcos donde la voz no desespera,
Ni el día baja con ceniza de pájaros.
El tiempo siempre nos llena con frágiles goces.
Hora tras hora el reloj con sus ráfagas de vértigo:
Piedras en las pupilas como celdas de categóricos fósiles.
Hundiré mi dolor en tu regazo de luz:
Mundo entero para mis aguas abruptas;
Deletreo hojas amarillas en los fósforos
Tendidos de la noche
—el mundo arde de sombras; está al borde
De trenes delirantes y líquidos rieles,
Donde las vértebras lloran hambrientos túneles.
Y aunque la voluntad nos prometa desnudos
Espacios siderales y húmedos besos,
La noche está allí, ululando, con sus redes de ceniza,
—empolla sin tregua campanarios de confusos
Amaneceres y calendarios.
En ti mi dolor. Pájaro ebrio en tu rostro.
Puerta donde las vigas sostienen el sollozo,
Las raíces ansiosas de la tormenta,
El golpe aturdido de las luciérnagas,
Los peces del pecho absorbiendo el delirio
De las aguas ensimismadas de los grises.
En ti mi grito. Toda la existencia aullando.
Todos los brazos como puerta: —alacena infinita,
Cauce de mi débil carne: tierra donde habita la ternura.
“El mundo me ciñe”. El mundo que juega a la angustia
Y abre el torrente de los precipicios
Y lame la aurora de descorazonadas banderas.
“El mundo me ciñe”. Solo, aquí, con el universo de tus alas
Y el aullido de este dolor: —ruina y caos de mi voz:
Ruina y caos bajo el litoral del alfabeto,
Ruina y caos entre sórdidos espejos,
Ruina y caos supurando fantasmas de saliva…
Barataria, 23. 02. 2008.
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