Pintura: Juan Gris
…y entre los muros que se tambaleaban
Entré a la oscuridad para vivir.
Pablo Neruda
He vivido una época donde la muerte
Tiene mil puertas y la risa muros de granito.
Espejos siniestros, hostiles, han calcado
El fuego y quemado las alas.
Entre la oscuridad camino: tempestad
Rota, silbidos de oscuros dientes,
Muerden desde abajo la suela de los zapatos.
La vida y la muerte llenan de gusanos
La tierra, esta tierra donde vivir es una proeza:
Oscuridad tras oscuridad, múltiples alfileres
Para abrir los ojos y dibujar la noche
En las cuencas vacías.
Así es el orden de las cosas hoy. ¿El orden?
Los caminos son regiones oscuras
Donde los paraguas del aire dan náuseas
Y las casas ya no son espacios para el sueño,
Sino un río de soledad que traga la noche.
Todo vino de la espuma seductora.
Todo es hoy respiración de cuchillos.
El crimen no disimula su violencia,
Ni la ley su perdida batalla contra el hampa.
Al salir a la calle muerde el césped
Sangriento de la lengua
Con sus colmillos de salmuera: cava en las cunetas.
Cava en el follaje, en la mortaja gris
De la ceniza.
En donde haya materia viva,
Pone su ira, y sus ojos de sombra eterna.
Entre esta oscuridad camino. Caminamos.
Crecen las piedras de la adversidad:
La locura se impone a la razón,
¿o es demasiada razón sustentada
El exterminio,
Esta tempestad conmigo que corta los párpados
Para luego quedar impune, cohabitando
En la agonía de los sentidos?
El veneno nutre la sangre: La impunidad
Parece un bosque de poderoso musgo.
Saltan las dudas, las penas y la amenaza
Como una avalancha de moscas sobre el rocío.
La existencia se ha vuelto amenaza;
Las sepulturas, en cambio, un lento tambor
Que la lluvia moja y hace monótono.
Después, tal vez, secretos trenes sin herrumbre,
Nos conduzcan a tierra firme
Y no a otro pantano donde la vida sea
El ojo ciego de la sabiduría.
Barataria, 14. 10. 2007.
Entre la oscuridad camino
…y entre los muros que se tambaleaban
Entré a la oscuridad para vivir.
Pablo Neruda
He vivido una época donde la muerte
Tiene mil puertas y la risa muros de granito.
Espejos siniestros, hostiles, han calcado
El fuego y quemado las alas.
Entre la oscuridad camino: tempestad
Rota, silbidos de oscuros dientes,
Muerden desde abajo la suela de los zapatos.
La vida y la muerte llenan de gusanos
La tierra, esta tierra donde vivir es una proeza:
Oscuridad tras oscuridad, múltiples alfileres
Para abrir los ojos y dibujar la noche
En las cuencas vacías.
Así es el orden de las cosas hoy. ¿El orden?
Los caminos son regiones oscuras
Donde los paraguas del aire dan náuseas
Y las casas ya no son espacios para el sueño,
Sino un río de soledad que traga la noche.
Todo vino de la espuma seductora.
Todo es hoy respiración de cuchillos.
El crimen no disimula su violencia,
Ni la ley su perdida batalla contra el hampa.
Al salir a la calle muerde el césped
Sangriento de la lengua
Con sus colmillos de salmuera: cava en las cunetas.
Cava en el follaje, en la mortaja gris
De la ceniza.
En donde haya materia viva,
Pone su ira, y sus ojos de sombra eterna.
Entre esta oscuridad camino. Caminamos.
Crecen las piedras de la adversidad:
La locura se impone a la razón,
¿o es demasiada razón sustentada
El exterminio,
Esta tempestad conmigo que corta los párpados
Para luego quedar impune, cohabitando
En la agonía de los sentidos?
El veneno nutre la sangre: La impunidad
Parece un bosque de poderoso musgo.
Saltan las dudas, las penas y la amenaza
Como una avalancha de moscas sobre el rocío.
La existencia se ha vuelto amenaza;
Las sepulturas, en cambio, un lento tambor
Que la lluvia moja y hace monótono.
Después, tal vez, secretos trenes sin herrumbre,
Nos conduzcan a tierra firme
Y no a otro pantano donde la vida sea
El ojo ciego de la sabiduría.
Barataria, 14. 10. 2007.
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