PERPETUIDAD FUGITIVA
Sobre
la desnudez joven de tu cuerpo,
dos
cisnes erectos
quedan
cavilando en blancos embelesos,
Judith
Teixeira
Dulce
música esa perpetuidad fugitiva del embeleso del horizonte eclipsado en las
manos y su resplandor amontonado en el ojo que funde peces y mar. Nada más
estremecedor que estar en el litoral y al mismo tiempo en la tierra donde se
funde el restallido de los brazos con la llamarada de hambre del oleaje. Esa
luz de la desnudez envuelve al infinito del bebedero que se arquea en el
aliento: la turbulencia resbala en la piel con ese algo de humedad movediza, al
tiempo que se descarrilan los cabellos en la arquitectura de alas del sudor.
Sobre el camino dilatado, la sombra de sal ocupa el linaje de la memoria de lo
escarpado. Detrás de los cuerpos, el telón del bosque y aquella mezcla de color
y tiempo del descenso.
.
De ‘Camino
disperso’, 2021
©André Cruchaga
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