Pintura: Joan Miró
Metamorfosis
Y el día hace presente su persona de vidrio;…
Juvencio Valle
Todas las mañanas se ahogan en la saliva del sol;
En cambio los relojes, lo hacen en la garganta.
El follaje con sus ojeras desata abismos:
Así se descubre la realidad insomne de todos los días.
Ser el yo de las cosas, el yo del tiempo,
—Su diccionario agotado por la indiferencia,
Bostezo de pájaros en soledad—:
Los espejos gota a gota forman estrellas,
La lengua del viento arma cataclismos
Hasta provocar peces de erguido delirio.
Ahora la rigidez cambia de piel.
“Su lenta ceguera, / su diminuta voz
Que ya no escucha nadie,…”
Cada día las horas prolongan la nada:
Ahora, en este instante, el universo cambia
Para siempre, el ojo del abismo suda
Como lobo de sal sobre las mejillas.
Inquieta el tronco seco del analfabeta:
Sus dominios de afilada noche se vuelven
Oscuros proyectiles,
Aunque es mejor tenerlos en su embriaguez sorda:
—Así dicta el capricho de los estratagemas—
Para convertirlos en rito, templo y campanas.
Por eso la esperanza no deja de ser sofisma,
Ni cigüeña cansada de mirar cuervos.
Entre un día y otro, hay líneas de ebrios alfileres,
Horas de rodillas, miradas suicidas,
Niños naciendo entre puñado de moscas:
Espectral memoria cuyas ventanas y puertas,
Lamen el cinturón de la vía pública.
Hemos llegado a un tiempo de andar descalzos:
No sorprende a nadie el humo de los gritos,
Ni los amotinamientos de licor en los curules,
Ni el muro de la realidad donde el aire,
Anuncia tantas defunciones…
Descalzos andaremos mientras los párpados
Sirvan de antena para moscas
Y no bandera como surtidores del aliento.
En todas las mañanas amanecen guijarros:
La voz del caos rompe el tafetán azul del cielo;
El aire sale descalzo a pasear sobre
Los viejos durmientes del día:
En cada clavo, hay lágrimas de sangre
Tiritando ojos de camellos
Por donde pasan exóticas vallas publicitarias.
Lentamente
“la noche va dejando sus amargas raíces
En el pecho del hombre,
Minando su memoria,
Recubriendo su lengua de una cansada herrumbre.”
Barataria, 08. 12. 2007.
Metamorfosis
Y el día hace presente su persona de vidrio;…
Juvencio Valle
Todas las mañanas se ahogan en la saliva del sol;
En cambio los relojes, lo hacen en la garganta.
El follaje con sus ojeras desata abismos:
Así se descubre la realidad insomne de todos los días.
Ser el yo de las cosas, el yo del tiempo,
—Su diccionario agotado por la indiferencia,
Bostezo de pájaros en soledad—:
Los espejos gota a gota forman estrellas,
La lengua del viento arma cataclismos
Hasta provocar peces de erguido delirio.
Ahora la rigidez cambia de piel.
“Su lenta ceguera, / su diminuta voz
Que ya no escucha nadie,…”
Cada día las horas prolongan la nada:
Ahora, en este instante, el universo cambia
Para siempre, el ojo del abismo suda
Como lobo de sal sobre las mejillas.
Inquieta el tronco seco del analfabeta:
Sus dominios de afilada noche se vuelven
Oscuros proyectiles,
Aunque es mejor tenerlos en su embriaguez sorda:
—Así dicta el capricho de los estratagemas—
Para convertirlos en rito, templo y campanas.
Por eso la esperanza no deja de ser sofisma,
Ni cigüeña cansada de mirar cuervos.
Entre un día y otro, hay líneas de ebrios alfileres,
Horas de rodillas, miradas suicidas,
Niños naciendo entre puñado de moscas:
Espectral memoria cuyas ventanas y puertas,
Lamen el cinturón de la vía pública.
Hemos llegado a un tiempo de andar descalzos:
No sorprende a nadie el humo de los gritos,
Ni los amotinamientos de licor en los curules,
Ni el muro de la realidad donde el aire,
Anuncia tantas defunciones…
Descalzos andaremos mientras los párpados
Sirvan de antena para moscas
Y no bandera como surtidores del aliento.
En todas las mañanas amanecen guijarros:
La voz del caos rompe el tafetán azul del cielo;
El aire sale descalzo a pasear sobre
Los viejos durmientes del día:
En cada clavo, hay lágrimas de sangre
Tiritando ojos de camellos
Por donde pasan exóticas vallas publicitarias.
Lentamente
“la noche va dejando sus amargas raíces
En el pecho del hombre,
Minando su memoria,
Recubriendo su lengua de una cansada herrumbre.”
Barataria, 08. 12. 2007.
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