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sábado, 30 de septiembre de 2017

INFINITOS MUTILADOS

Pintura de Antoni Tàpies, cogida de Pinterest





INFINITOS MUTILADOS




Sobrevivo a las noches densas y enlutadas y a ese sumario de certezas en la piel del prójimo no me es ajeno el despropósito del grito ni el conjunto de techos arrasados por el fango: fragmentos de ceniza agudizan la mortalidad de la conciencia ahí la agonía bocabajo y la precariedad pudriéndose en las osamentas ahí las demasiadas formas del desplome y los rudimentos de la oscilación de la noche sobre los pómulos encorvados de los candiles en cada palabra ciega la luz de las hostias los murciélagos desfigurados de las desfloraciones mientras cede la apoteosis de los neumáticos ante los pugilatos del viento el carraspeo de las herrerías y sus arcadas de tos arrugada ante el sinfín el madero desclavado de los jadeos y algún zigzag tullido por el viento a decir verdad hay que limpiar alas y ventanas y ponerle arnés a los postigos o al espíritu que golpea en los barandales arden los clavicordios entumecidos del desencanto y el hundimiento del país en una lágrima no es para menos el fragor de las ciudades manchadas y la visión de vacío que nos arropa a la distancia claro no es extraño ignorar las mordidas de los muertos y las anulaciones no es extraño dormir sin pensar en los desastres del subsuelo ante las moscas de la codicia también hay un innumerable estallido de cucarachas húmedos desiertos de la zozobra el luto es parte de la perpetuidad de las cornisas poderoso cadáver de luciérnagas (al final ni siquiera me puedo esconder en tus ojos ni en el matorral de tu voracidad ni en los senos de flama de tu cuerpo ni en la retama de tu bóveda ni debajo donde sangran los corderos ni en tus pies definitivos de aceras ni en el ala seca de alegría) en el caballo de las partituras los jinetes muerden la explosión de la noche igual que la herida oscura del perro solitario así cabalgan los remolinos y los pedacitos de espinas en los ojos y los cuchillos morados de lo irreparable: llegado al polvo son invisibles las letras mayúsculas del alfabeto no así los infinitos mutilados…
Barataria, 2017

viernes, 29 de septiembre de 2017

RITUAL DE LA ENAJENACIÓN

Pintura de Antoni Tàpies, cogida de Pinterest






RITUAL DE LA ENAJENACIÓN




En los saqueos del aliento también las aguas y sus dominios cotidianos el sofoco y sus envolturas domésticas los utensilios que se usan para el ritual de la enajenación: en presencia del catecismo de moho los cenáculos de la noche muerden la entraña cada quien desteje las telarañas de la intemperie quizás las oscuras perversidades de los túneles al conjuro de la hoguera me adentro a los abismos a los lenguajes de filo de los roedores: frente a la viscosidad de un sollozo el subsuelo de la penumbra alberga los estrechos desvanes de los poros la abeja que finge su propia capitulación (asciendo a los paisajes oscuros y a sus sinónimos le presto a mi sombra el umbral de las puertas las obligaciones perennes en la memoria quizás Flaubert o Sartre o Joyce en aquellos diálogos de probable abismo quizás las distancias o cercanías deseadas de Pérez-Reverte en el “Tango de la guardia vieja”, a lo mejor las suplantaciones en “la invención del amor” de José Ovejero en el vendaval se descuajan las nitroglicerinas el destejido del Hades y su piel de catarata desposo la mosca en el jardín de tu boca asido de cuellos degollados de nubes compuestas de bengalas es tangible el alfabeto de Freddy Krueger en el silabeo de las estribaciones o en el ruiseñor desnudo del vilano ahora que le doy vuelta a la página de las semanas recuerdo los manuales de los naufragios y todo cuanto de amor dan los circos las tarjetas postales las cartas clínicas de los vacíos pulverizados usted es un laberinto en mi lengua hirviente un infierno de explosiones y cabalgatas un golpe hondo y turbio como el hambre de una tumba cubierta de asfalto sobrevivo al fragor de mis goznes pese a los accesos cerrados de las ventanas pese a los estragos de los pies en el pedestal de la muerte) —ante la asfixia que habita en las ruinas del mundo siempre Nadie frente a mis ojos siempre los damnificados de sueños la dura escuela de los meses y los inexplicables funerales de los parques pero el pájaro respira en los encajes de la piel diluye eclosión y rescoldos ay la hora nona en Vallejo o los ojos bajo los candelabros de Eliot: pienso en el pólipo de los balcones y en el pecho deshojado de la cobija y en la sombra de Caronte…
Barataria, 2017

jueves, 28 de septiembre de 2017

EXTRAVÍOS COTIDIANOS

Pintura de Antoni Tàpies, cogida de Pinterest.





EXTRAVÍOS COTIDIANOS




En la otra versión de los trenes el sombrero rasguñado de la ceniza y sus puertas amarillas de zapatos: en mi mundo de resabios se aprende a platicar con los durmientes y con el barro que tanto se atreve en la garganta siempre en el hueco de los vagones centenares de hojas como bocas en la piel sin saber quién soy busco la llave de los sueños en medio de tantas piedrecillas: las que ha ido acumulando el murmullo de manera gregaria (sin duda el horizonte ha sido hecho de vertiginosas ventanas de miradas y espinas tiradas a los rieles también de incendiadas melancolías tal esos adioses olvidados en el granito)  una nube a la distancia tiene el sabor de los féretros juego a los ruidos destemplados de la tristeza y a la lluvia que antecede a los gritos del dolor cada mueca es del tamaño de un ladrido tantos reproches hacen un solo golpe entre una sombra y otra los acertijos salpicados de desnudez —siempre resulta solemne un pasamontañas porque esconde el frío mientras cae de bruces el infinito (a veces el ojo sólo me sirve de espantapájaros y la ropa en calabozo de agobios) cuando no hay nada que ofrecer uno reciente la indiferencia de los amigos el coágulo amellado en las pupilas o sólo el agujero adentro de las semanas o sólo la sombra difuminada en el espejo con el paso del tiempo uno se da cuenta que es mejor vivir en el fango de la propia locura: no nos sirve de nada la lengua y su aliento de bestia tampoco pretender descifrar la piel de las esfinges ni siquiera los suelos alborotados de los establos ni escuchar el mismo cuento en la boca del abuelo alguien siempre te negará más de tres veces por eso nunca hay que andar empapado de otoño ni leer los sueños junto a una ventana ni darle abrigo a la orfandad mañana o pasado siempre el mismo eco: las calles las distancias los rumores el trabajo de lo irremediable el cinismo junto a los jardines —por cierto ya sé la diferencia entre el desprecio y las funerarias presentidas entre la mugre y la perseverancia del verdugo entre la inmundicia y la carencia de bolsillos un pájaro nos clava su presidio de enternecedores puños (en el patio del hambre nunca falta la demencia y las carcajadas comestibles de las vísceras y los tumbos de rieles rodeando la garganta: a través del despojo palpitan los instantes)…
Barataria, 2017

miércoles, 27 de septiembre de 2017

TRASIEGO

Pintura de Lars Eje Larsson, cogida de Pinterest





TRASIEGO





Esta sed siempre se atreve a buscar en medio de las linternas ese sonido que trasiegan los ahogos: acaso porque ahí enciendo todas las intemporalidades y la memoria que contiene mi respiración todo el sudor natural de la entrega en mis ojos está la herida de la neblina y la pira de los incendios que uno inventa en los despeñaderos del vacío uno trasvasa los escombros de la desnudez hasta que el sonido del tiempo cae al fondo de los sedimentos en mis días de lámparas nunca pude ver el cadáver inapelable de los sombreros ni los riesgos del martillo expectante (todo era un juego de acertijos el rumor afinado del insomnio las miradas cavernarias del azogue los pedacitos inmóviles de la asfixia la primitiva tiniebla de las inmundicias con su apariencia de feroz jaula: en ese descolocar o inclinar el alambique las moscas con su fuerza inclemente o el monólogo invisible de los latigazos o las degradadas pasiones de lo impúdico) —se me hace difícil el tránsito entre tantos nombres muertos u olvidados nombres y ojos lejanos bocas y brazos distantes me dejo caer entero a las funerarias de polvo y telarañas ahora que lo recuerdo sólo intenté ser entre tanta distorsión de esquinas y cachivaches entre días de violentas multitudes y descompuestas certidumbres ya revueltos los crepúsculos cualquier noche hizo lo suyo: velar el desecho de mi Paraíso o beber la caída de los horcones de mi sombra entre el escombro y el frío los miedos que suscita la nostalgia y su rostro de cancerígeno aborto: en el ojo de tinta sin embargo todo es combate por eso asumo mis miserias y muerdo las usuras sin superstición alguna nadie puede justificar el hedor de la podredumbre ni hacer simulacros con la asfixia de todos los amarillos irremediables el buitre de lágrimas en el tórax y la viscosidad inmóvil del martirio desde el puño de la herida la sal y su caducidad doliente los instantes comunes y ciegos del tedio o los agolpamientos que propicia la retórica (nos llueve desde las sillas desoladas del crimen desde las fechas que nunca inventariamos hasta el arrojo del agua hirviente entre tanta historia de homicidios se nos va adentrando la tristeza hasta que el ceño encaja en los féretros) por si fuera poco se acaban las alas y enmudece de rugosidades el aliento sólo nos queda la locura como posibilidad de indulgencia…  
Barataria, 2017

lunes, 25 de septiembre de 2017

LUGAR SIN LÍMITES

Pintura de Leonid afremov, cogida de Pinterest






LUGAR SIN LÍMITES





Siempre me encuentro en ese lugar sin límites de los guijarros ahí algún manicomio hipotético que me sueña inmundas las calles del infinito con su caligrafía de sal imposible la cara desaseada del sollozo y todos esos equívocos nunca desmentidos de la vida: en el fondo la conciencia es sólo otra especulación de ventanas o un pasatiempo donde juegan al polvo los minutos nunca pasa nada cuando la razón es apenas una fachada mal diseñada del aliento encima le falta el calor de brazos y el secreto de la hoja (siempre hay peligro en el humo de lo insípido en la risa espasmódica y lúgubre de las colillas en todo aquello dibujado instintivamente para morir ¡no! ¡es imposible todo esto! nunca tengo opción para elegir uno a uno los estrangulamientos o en todo caso las travesías de la noche todas esas sombras lascivas y suplicantes el ala sojuzgada) —de pronto me urge el silencio: debo disolver los armarios de la intemperie encenderle una candelita morada al presagio darle un purgante al reverso de las fotografías guardar los excedentes líquidos del vuelo domesticar por si acaso las lámparas del Paraíso dondequiera que camino hay sombras y candelabros y lugares con gargantas de melancolía y bestias agonizando en salmos de cuchillos y océanos de fuego como un médano en el aleteo de los litorales —(nunca pude regresar a tu piel porque tampoco tuve noción de las líneas divisorias del dolor o del olvido: en la tozudez de la deshora siempre las extrañas lenguas de ceniza y la memoria que a ratos desespera por su terquedad) del otro lado del goteo la historia de los días devastados por los muertos es atroz el embuste y su otra manera de suicidar la conciencia más allá del gozo que suscita la blasfemia nunca en definitiva entenderé las monedas degastadas de lo incierto ni los desgarramientos previos a la resurrección del aliento: todo lo humano corroe hasta las pupilas al filo de los andenes casi que todas las melancolías juntas el peñasco ronco del deseo los traspatios ahogados con sus osamentas y una que otra lágrima como una tormenta cayendo sobre las tumbas (más allá tus senos y mis fríos y la paciencia de no renunciar al pretérito)…
Barataria, 2017

domingo, 24 de septiembre de 2017

SOMBRA DISPERSA

Fotografía de Heinrich Heidersberger - 
Laederstraede, Kopenhagen, 1935 (Pinterest)





SOMBRA DISPERSA





Cada espejo es una sombra dispersa en la oscuridad un agujero cercano al aliento cada esbozo de ella agoniza en las ojeras nunca hay certidumbre ni alojamiento para el desenfreno de cada uno de los objetos que atizan mi locura: sombras de sombreros con féretros irreverentes envoltorios de andrajos como un pasto de polvo conmoviendo mis sandalias y sobre el tropezón de ruidos obsesos los tiempos inverosímiles abrochados a ese infinito donde mueren oxidadas las aves de la otredad duelen las radiografías dispersas de las uñas duelen las esquinas del rostro en los ataúdes difuminados de la memoria (duele suponer el humo como aprendizaje y ceder al tanteo disperso de los grises y a este presente roto de las palabras) —A menudo pienso qué es mejor: detenerme o continuar comenzar sobre la piedra el día futuro abrir las aguas de la nada enterrar los rieles del filo de los límites o caminar a la par de las colillas acumuladas en el grito solitario de una gota a veces uno piensa con normalidad la indiferencia y el absoluto sin huellas también en la fijación del rigor mortis en los objetos acumulados debajo de la cama: pero ya no tengo destinatarios ni la trama que una vez encerraron mis palabras mucho menos ese juego insólito del infinito en mi cuerpo a cada quien le fue dada su porción de infierno para que transite su propia puerta o umbral supongo que  hay que gozar haber nacido y sonreírle a las artimañas al fluir que nos hace descender debajo de las aguas (sólo la tortura nos hace sentir el tiempo aunque neguemos mil veces su destrucción) —vos lo sabés porque conocés el lenguaje de las lamentaciones cada uno de sus cuerpos abatidos sabés de los temblores del paladar de todo el costal de deseos de los espejos del frío acurrucado que muerde la angustia de las arrugas hundidas en las hojas de los periódicos (con todo extraño los fulminantes del desván y la luna verde del chorrito de fuego) en el grito del manicomio de mis pensamientos más de algún proverbio de sarcófago o un paraguas de letargos buscando las alas temblorosas del trapecio al parecer todo está por desasirse llorar no da claridad a la madera de los sueños tampoco lavar las cobijas supone abolir los pecados debajo de ella…
Barataria, 2017

viernes, 22 de septiembre de 2017

ANTIGUOS PÁRPADOS

Pintura de Vasily Kandinsky, cogida de Pinterest






PESTAÑEOS





Hay designios inexplicables como las fotografías mortuorias que lo acompañan a uno: embriagan los recuerdos con su alto grado de ahogos aunque en lo remoto se difumine aquella afección de retórica oscura en las moscas gelatinosas de la tormenta la succión irrefrenable de rostros y servilletas y moscardones a la hora del desbarajuste de los sonidos o de la boca abierta de lo agrio por supuesto en rigor de la memoria los ataúdes torcidos en el aliento y la locuacidad indemne de la hojarasca (uno le va mordiendo cada día los calcañales a la nostalgia al recuerdo a los adioses: la vida es ese ir perdiendo la calma en las calles marchitas de tantos brazos es ir apretando el mapa de las mudanzas entre el rastro que deja la bruma de las piscuchas otras veces es la celda de la propia duda la que arrecia cuando se rompen los zaguanes y no hay lugar para hacer nido ni un libro para quemar tantas dolencias) —igual siento que me he dedicado a cultivar sombras a hacer inventario del aguacero a gastarme en la herrumbre de las esquinas de un país desdibujado: en el barro se hunde la calma y las distancias mis manos laceradas de unos ojos vencidos cercenado el pájaro de la ventana rota la flama de la espera el muro que sólo se abre a un desfiladero en la horqueta de frío la flor de tanta zozobra y la madriguera de tristeza de mi boca es posible que vos te empeñés en otras batallas no menos soeces que la costumbre sórdida de la ceguera (en el terreno del fuego supongo que cuenta la incineración de ataúdes y funerarias el oficio de las corazas o la ceniza en el cuenco de las manos) yo perdí la cuenta de todos los epitafios escritos en la cama entre el perro indefinible de la deshora y el trasiego de esquirlas: un día no seremos ni siquiera el salvoconducto para una lágrima ni el puchito de sal en las uñas de un ciego ni ese tren que lleva en vagones grises  el equipaje de tantos pañuelos —en realidad ya no recuerdo los olvidos ni los regresos ni todas las noches donde anidó el chubasco ni si el hacha me apresuró a la fosa con esa cojera de ojos y enmarañadas almohadas (el poema de seguro es el último refugio para un suicida)
Barataria, 2017

miércoles, 20 de septiembre de 2017

DENTELLADA DE ESPEJOS

Imagen cogida de Pinterest.





DENTELLADA DE ESPEJOS





En cada uno de los emporios las palabras de trapo con su historia muerta: muerde la paciencia igual que los huesos de la muerte el humus y su forma de tile ciertos nombres en habitaciones de vértigo ciertos párpados de aliento moribundo oscuros fuegos de grietas húmedas por donde se ahogan los espejos y despiertan adustas armaduras en los pulmones el engendro de ciertas concavidades con sus astillas de viscoso limo: nunca pude entender aquel calendario avieso de las lisonjas ni las meditaciones a ultranza del alfabeto ni las lecciones lacerantes de los alfileres con su bestialidad de puerta solapada a ratos es sólo el reloj que muerde los ijares a ratos es sólo el reloj que juega con su forma desnuda y sus extremos engendros de pústula al borde de los picotazos los cuchillos mortuorios de la historia y sus indagaciones de bajo mundo debajo de la cobija de la noche me harta la oquedad de los fantasmas y su azucarada retórica y su saliva de vampiro si alguien me pregunta por mis harapos: la noche es mi cementerio de primera clase donde vacío el espectro de los muertos con su menguado barro de antípoda (uno quiere despertar siempre pero no con la luz a cuestas no desde el dolor sino del júbilo delante del cierzo y que quede atrás la ceniza y que la hoja ciega del árbol caiga en otro sitio quizás junto a las tumbas empequeñecidas quizás como los días del calendario en los zapatos) nunca me ha sido extraña la sevicia: ante su proximidad siempre guardé silencio y preferí mostrar mis claveles de cierzo cae la tarde y duele la luz desvelada (hay una leve palidez en la calle una mesa vacía donde escribo mis poemas de bruma y ocaso mis poemas tan solo de caminos ciegos) callo mientras abro la estantería de mi tórax en los alrededores una mínima luz irrestañable los sonidos densos apretados de las distintas formas de la herida: a veces sólo espero que se enfríe el rumor de las sombras y las máscaras y mis agujeros que ha ido dejando el exilio: en el viaje del suspiro va quedando la hondonada del peñasco y aquella posta ligada a candelabros y a utensilios inasibles…   
Barataria, 2017

lunes, 18 de septiembre de 2017

CAMINO PETRIFICADO

Pintura de Vasily Kandinsky, cogida de Pinterest





CAMINO PETRIFICADO





No tengo nada para ir o venir salvo los vacíos de este ser sin nadie: sin ojos ni piel ni ropa ni doctrinas que recuperar ni paraísos que me sueñen: la realidad es un ojo subyugado a formas hieráticas del decir a ciertos fuegos ensordecidos mudos de dedales ardientes de formas y semanas mudos de caminos opacos de rostros desocupados de tanto desoír el descolor de las durezas del espejo: uno siempre está consagrado a las fugas y a esos ojales marcados por la ceniza a esos caminos infieles del sueño y a las transacciones oscuras de los náufragos y a la desnudez que carece de ventana pero pervive en ella la escarcha las manos heladas de los nudos ciegos los siglos de ojeras colgando del combate desespera la mirada que se pierde en el granito con ese sabor dulzón de las mojigaterías o la flema que recorre el mentón de los olvidos casi a punto de ser un cuerpo trémulo —antes le daba crédito a las antinomias y a aquellas porciones de crepúsculo que se llevan entre los dientes como el hijo pródigo de las vehemencias (juntos sangramos todas las paradojas los dominios de lo impropio y las diferentes caras que le dimos al extravío) ahora que lo pienso  nunca fue tan grande el horizonte ni los ruidos enormes de las circunstancias ni el trote del suplicio de los relojes que a la medianoche acumulan y reconstruyen fiebres y líquidos de exaltadas lenguas no es para menos cuando a uno se le ahoga la garganta y disuelve las pupilas en una fábula en un dibujito de miradas sublimes o en el sexo de lo inenarrable nada tiene sentido cuando la desesperación lo quema todo: ni siquiera el olvido mitiga los escarabajos del hambre ni siquiera el país deja de ser bello en medio de mis carnes enjutas el alambique de la historia despierta en mi tórax pero claro después de tantas asperezas carezco del calor necesario el frío ronco de pies entra en mis vísceras: siempre el tiempo es un reino patético escaso de cobijas ahora me escabullo entre caracoles fétidos: el ijillo y el asco forman parte de la ternura sí enloquezco de urgencias y olvido la sed de tus calles y esa condición descreída de las lluvias inimaginables (al final sólo tengo un nombre e ignoro por qué lo tengo ignoro qué cuerpo definitivo debo restaurar quiero respirar en el vacío desoído de la rosa o en la herida petrificada de las jarcias)…
Barataria, 2017

domingo, 17 de septiembre de 2017

INCESANTE PERPLEJIDAD

Pintura de François Barraud (Pinterest)





INCESANTE PERPLEJIDAD




Casi como reliquia una ventana destentada en los incendios de la memoria una ventana frente al horizonte mientras deshago mis arcabuces una ventana el ave enclaustrada en su sombra una ventana entre los dientes de la noche una ventana de tipografías orgásmicas y sumas de urgente escritura una ventana de gritos y alucinadas salivas una ventana en las hendiduras hechas por el deseo una ventana con sed de ojos para ofrendarla al animal decapitado de mis alhelíes de fuego o a la danza de la lluvia mientras recrudece la perversidad una ventana de artificios donde la niebla grita su opacidad beligerante o el señuelo natural del vértigo una ventana de domingos donde se disimulen mis huesos y el pañuelo de tristeza no se convierta en trapecio una ventana que no se acabe en la noche y que corteje la luminosidad de los ijares una ventana que respire confiada en las precipitaciones del sexo o en ese oficio descomunal de morir en medio de la nube roja de tu pelvis (y olvidemos la razón que no sirve para mucho no cuando ensalivamos la alondra del poema) una ventana de agua clara para lavar y bendecir tus pechos humedecer el aleteo alargado del suicidio en pleno estío una ventana abierta entre tus piernas y las mías como alguien que busca el tiempo en medio de la oscuridad como un desadaptado simplemente de las simetrías como buscando la calle de donde emergen los sonidos apretados de la marcha y la impaciencia una ventana para sumergir calles cárceles intemperies esta geografía de la cual nos despedimos diariamente sin testamento ni testaferros salvo el poema que ojea entre nosotros tal un rostro en la posta una ventana de rincones absolutos donde no haya refugio para la impunidad ni se exhalen más miedos al abrir la boca —en realidad lanzados al sueño no hacemos patria ni historia ni desandamos las viejas manías de poseer el cuerpo sin arder en realidad danzamos entre tantos recovecos que cualquier superlativo se vuelve engorroso yo prefiero una lupa invisible para ver lo calcáreo de las banderas el caballo deglutido de lo pétreo sobre los automatismos del espíritu sólo mi inocencia es capaz de gozarse con los héroes y los mártires con toda la frialdad pastosa de lo obtuso…
Barataria, 2017

sábado, 16 de septiembre de 2017

AVIDEZ

Pintura de Zdzislaw Beksinski, cogida de Pinterest.






AVIDEZ





En ese trance de vísceras oscuras el silbo de los ojos en su emboscada perenne: ninguna extravagancia me es ajena ni los invisibles cuartones del sollozo ni los vacíos que dejan los analgésicos ni las fotografías amargas del desencanto todo cabe en las sombras: lo impúdico y los golpes de sed que no saben de reminiscencias ni de la resaca que me deja la embriaguez de tus muslos ¿Quién conoce esos agujeros negros del tiempo mi débil memoria de peces la suciedad acumulada en los hospitales y los años bisiestos? En la lengua del harapo de las bóvedas esa comezón de la euforia en la piel  ¿recuerdas?  —me dices— ¿cómo es el infierno postrero de los amantes los remolinos de culpas que se arremolinan como la hojarasca?  (no lo recuerdo) y sin embargo hay una jauría de tristeza en mi tórax una nube de minutos que nunca perdonan unas palabras sin mesura: lo cierto es que nos sobran féretros a la hora de inventariar las ojeras insumergibles del tránsito (también en la almohada mueren los sueños muere el corazón frente al puñal avieso de los monstruos que procrea el sonambulismo muere el mar sin bragas de los espejismos el mar con dientes apretados aúllan todas las luciérnagas traicionadas) en la fiebre del país me vienen también los moretones que me dejan las calles y las aceras ese mundo siempre oscuro y fugitivo de los murciélagos ese vientre de furias a la hora del rocío  —ignoro si debo olvidar todas las certidumbres aquellas depravaciones del ahogo y el aroma a levadura de las campánulas el animalito de la paz y su espejo roto (todo este dolor cárdeno me ahoga) y mientras gotea la boca sus fluidos putrefactos casi mordemos columnas de talpetate y granito cualquier herida prolonga la sinuosidad de la memoria y a ello se aviene una rosa de  osamentas como las dudas que nos deja el estiércol: al final la desnudez tiene parentesco con ciertas decapitaciones con el buche corrompido de los ruiseñores o con aquel circo macabro de los equívocos  —de todas formas siempre seremos polvo y hasta noche impredecible (supongo que lo comprendes) bocas adscritas al frío y la muerte: la acritud del horizonte sólo nos ha dado cobijas calcinadas y una ferocidad de polvo capaz de ponerle fin a las palabras…
Barataria, 2017

viernes, 15 de septiembre de 2017

FOTOGRAFÍA DE LA DEMENCIA

Pintura de Arshile Gorky, cogida de Pinterest






FOTOGRAFÍA DE LA DEMENCIA





Mientras camino perdido en medio de la niebla justo en los ojos se deshojan las aceras Las horas desasidas de las manos los ángulos obtusos del fuego y este fuego que quiere ser olvido: en los diversos monumentos de los cementerios los cadáveres babean sus propias imprecaciones al igual que las úlceras tempranas de la infancia (digo cuando las llagas o los pasamontañas son pájaros de mal agüero quizás extrañas bocas de la irrealidad) a veces la memoria confunde las idolatrías ciegas  lo invulnerable que en principio nos parece la penumbra las bocanadas grises de los espejos los exilios acumulados en el aliento: nada nos absuelve de las fotografías ahuecadas de la demencia ni de este país con tantas fisuras abismos heridas adioses (la brasa es la brasa áspera de la muerte la crónica del sollozo y sus múltiples decapitaciones el cabeceo de la añoranza) en la cama aquella noche larga y oscura de bracear en aguas turbias y ser señuelo a la vez en medio de la zarza y ser sepultura mientras amanece y la otra mejilla para el que aguanta la espina turbia de cuanto pueden hacer las heridas —ya han sido quemados o acallados todos los sueños uno no siempre puede disipar esos trocitos de agonía traspasando la garganta las sienes salpicadas por las sombras del miedo el caballo oscuro de las miradas o el toro reencontrado del abandono: en todo están los jardines caídos de la noche y las infusiones de los muertos como relojes opacos que golpean el fondo del lenguaje ignoro si después de quemar los harapos la ceniza se torna memoria o solo hay que pensar en la jaula de la alta hora petrificada del olvido (ante la injuria pienso en el espejo de la desmemoria y en el frío que cuelga de paredes de bahareque) la verdad es que a ratos se vuelven imposibles los ojos y los diferentes itinerarios de la orfandad me muerde a cada rato la sombra de la huida el papel quemado de los gemidos la boca que sin saberlo muerde las ambigüedades detrás de la hoguera de tanto tiempo inclino el antifaz de lo obsceno: me sumo a los extravíos de la escoria mientras suda lo postrero y lo inverosímil (en algún lugar por cierto dejaré de pronunciar tu nombre mutilado)…
Barataria, 2017

jueves, 14 de septiembre de 2017

EJE DE LA NOCHE

Imagen cogida de la red





EJE DE LA NOCHE





En el eje de la noche cuelga la voz de mi cuerpo la voz sola sumergida en el ojo del moho la luz amarga todavía de las heridas el telón de ceniza del próximo pájaro el metal arduo de la usura en mi tórax: esta sensación de cadáveres es todo el universo (despertar es inevitable) golpeo con mis ansias las cuatro esquinas de los dedos las canicas de huida al fuego y los viejos ahogos que me propician las libélulas justo en la transparencia de las aguas de la vía pública ahora sólo quiero olvidarme del caballo de escombros de los sueños y de aquellos gemidos inocentes del primer fango del aniquilamiento de la escupidera sorda de la yedra del hipo salado de la paranoia al momento de reclamarle a mi timidez su fiebre obscena me aturde la orgía de exhalaciones o la polución sobre la húmeda orquídea que cuelga del horcón de miel enrojecida  —no es la risa la que me sostiene sino la calle del gemido fusilado el violento ojo sobre el cuerpo las liendres de la masturbación y su viscoso presidio los papeles traspapelados de mi memoria se muere sobreviviendo a las ofertas turísticas en el país por cierto no somos el país sino la sombra de la valla publicitaria el depósito de los nombres que fueron el llanto de ceniza de nadie o acaso la pálida herida que todavía llueve la ausencia es la única presencia (el amor y sus miserables extravíos el hastío y su insaciable hollín el aliento de vastas oscuridades) del esperma de la noche vienen los despojos un tren de vigilias ronca en el pecho en la última página del orgasmo se rompió la geografía y los objetos que exploraban nuestra locura: pero siempre es así antes de armar el listado de los proselitismos a cambio de nada masticamos las albóndigas del mercado las malas lenguas que se roban el buen humor pero que de manera implacable pasan a la posteridad siempre me surgen dudas cuando se habla de felicidad es terrible frente a una sed de harapos es incomprensible el rebaño de rodillas cuando la cobija se empolva de esclavitud (aunque cueste uno respira las deformaciones por dignidad esos golpes de escoria de la mugre vos lo sabés cuando ya uno está hundido en los recuerdos y en la penumbra sucia —me digo— de las moscas) al amanecer quizás tengamos otro muerto sin ninguna indulgencia la piel tiene tantas voces que ya no recuerdo 
Barataria, 2017

martes, 12 de septiembre de 2017

ALARIDO DE LA PENUMBRA

Imagen cogida de Pinterest






ALARIDO DE LA PENUMBRA





Hecho está el confeti húmedo de la espuma y su vientre de astros gigantes y su fusión de perpetuos mordiscos siempre a perpetuidad la gotera del techo como una batalla de pétalos desencajados o una puerta al límite del cuerpo: en el ala cercenada del aliento la voz del cielo que nunca he oído el ojo siempre extraño de la exasperación en una saciedad de arlequines en la penumbra no sólo el terrorismo subterráneo transformado en ojera hacia el futuro sino su timbre de rata entre transeúntes desprevenidos —en realidad no creo que un beso sea amorosa alianza ya la historia nos ha dicho lo contrario es quizá otro de esos objetos imposibles que figuran en el imaginario quizá una calle de malolientes paranoias o el disimulo para degollar sombreros más allá los severos maniquíes ávidos de pestañas postizas y de cloacas feroces en el alarido el pálpito de la ceniza y sus comensales oscuros ¿hasta dónde son dóciles los puños del verdugo y su depravación de mundo ahogado? enrojezco de tropezones y de paredes lúgubres de ciertos cazadores impenitentes y castrados de ciertos espejos imperturbables ante la multitud nos quema de soslayo tanta perseverancia la sonrisa de centavos del país o la sed salvada en guacales de peltre (a veces sólo es verdad la lágrima saciada frente a la impunidad o el harapo de la mentira que aspira a ser la salvación cada vez amo las esquinas ciegas sin censura de los trenes el hambre irresistible de los pañuelos una lavativa de ojos para ver el horizonte o si se quiere un baúl para guardar los violentos cuchillos del orgasmo) ante la poca luz de los eclipses las uñas devastadoras de las alcantarillas y la trompeta de fuego de mis quemaduras y la lengua instintiva de las palabras: ¿quién deshace la ebriedad de la espuma o la caricatura de ternura del dolor o el duendecillo que se desvanece en la ciega avidez del sueño? de respiración a respiración tropiezo con el humo y los muelles de olvido que hay en mi sombra de espejo a espejo el dolor se pasea como  un retrete: todos auspiciamos ciertas liturgias no hay benevolencia en la mudez de la resina ni después de lavar las aberturas que deja el sueño si algo le he ganado a lo insólito es la mayoritaria esperanza de la mentira y su perdurable padecimiento…
Barataria, 2017

lunes, 11 de septiembre de 2017

FISURAS DEL SUEÑO

Pintura de Karmi Crafts, (Pinterest)






FISURAS DEL SUEÑO





La memoria resulta impostergable en estos tiempos en los que todo se nos quiere vender en cajitas de fantasía sólo es cuestión de aprender a leer los cuatro costados de lo que no se dice (algunas veces sólo queremos destruir la propia historia y hablamos al filo de los hospitales como para ponernos locos ante el espejo nos vemos desparejos pero somos adoradores de cementerios queremos hacer momia a la euforia y plácido concierto el ruido histórico) las teorías políticas nos deslumbran es cierto, pero no son sueños verdaderos al cabo alguien descubre la verdad aunque sea demasiado tarde: hay vitrinas que sólo pueden ser para turistas como las tantas primaveras que han acabado en desnudez  —en muchos párpados el desvelo del tiempo nunca ha sido generoso todos los babeos requieren de inyecciones letales o de un crepúsculo que cubra todas las oscuridades o de una máscara suplementaria a los cuchillos el cortejo de féretros en la vía pública nunca deja de ser intransitable algunos creen que las poluciones son la leche son el trote que vomitas las manos el jadeo y sus calambres: hay cientos de delitos todos los días sin contar los de la almohada hay cientos de sueños que florecen con los fármacos ¡siempre es curioso el mar en la respiración de las luciérnagas! Ante usted me valgo de las muecas la simulación de la fraternidad por ejemplo la igualdad que desobedece o toda la belleza pusilánime de una boca mullida de la tierra (uno ya no sabe si es mejor masticar pastillitas de menta para procurar resfriar el absoluto o tirar los dados para descubrir qué infierno ganamos) tras el cuerpo el juego de los sellos postales y este cáncer de lujuria sumido en su metástasis  —ante cada estruendo de bocas las palabras quedan desasidas como una masa de rehenes: se nos roba hasta la desesperación todos los días mientras se planifican las amputaciones necesarias para fertilizar el silencio empiezo a pensar que debo huir del cielo y trasladar el luto al traspatio de los sueños dejando que la noche queme las palabras y que vos me durés entera y secreta en el fogón afilado del deseo lo inhóspito es sólo la versión enmugrecida del paraíso también la boca que estorba en la cobija…
Barataria, 2017

domingo, 10 de septiembre de 2017

SOSPECHA DEL ARROJO

Imagen cogida de Pinterest





SOSPECHA DEL ARROJO




(Sólo por una vez) confieso el deseo de olvidarme de la bestia que me rodea y acosa: su desnudez pervertida oscurece mis sentidos suicida mis pálpitos y rocía de herrumbre y engaños mis sueños contra todo diente le pongo cerradura a los alfileres de niebla de la deshora a las barricadas sin excusa de la hojarasca a todas esas alcantarillas con las que me encuentro de pronto en cada uno de los amaneceres en la geografía del rocío no cabe la danza del horizonte a cuenta gotas ni los arrojos de tile de los poros ni las heridas viejas con nuevos gemidos mi nombre es igual a todos los nombres que andan en medio de la pobreza igual a todos los cansancios infernales de los minutos (no siempre es la misma química la de los remolinos ni la misma harina de las culpas ni la misma locura que ríe en habitaciones vacías) puedes asesinarme si quieres con tus palabras de vinagre pero sólo soy un poeta que ha aprendido la mesura del olvido y usa los adjetivos para descubrir nuevos senderos (sólo por una vez al menos déjame desleerte) yo no voy en fila india ni compro voluntades ni transito con desesperación el filo de los crucifijos no tengo fascinación por las deshidrataciones ni siquiera busco cadáveres que carezcan de una sepultura desde la infancia aprendí a frotar los ruidos y a alejarme de las pelambres nauseabundas a marcharme ante el bostezo y a quitarle lo desabrido al menosprecio: todo momento tiene su propio peregrinar el pájaro lo hace en su encendida sobrevivencia el silencio es lo más honesto cuando ya hay excesivos desánimos y por cierto el ojo necesita los dominios de la diafanidad (mejor callo antes de que la boca se desborde)  —ahora veo las certidumbres y rechazo cualquier cara desocupada mírate al espejo aunque no te veas es mejor que nada es mejor a que te atragantes con el fuelle de la desesperación: el ardor suele ser una transacción de disparates al final las ventanas acaban confinadas al frío la acritud también la resumen unos ojos engañosos algo así como la mugre en manos del verdugo algo así como la hojarasca que desfallece en la irrealidad de atravesar colillas de lujuria aquella plenitud soñada es una madriguera de ratas turbulentas un sitio donde sólo exhala el traspiés (Vos sos país mis axilas orgásmicas)
Barataria, 2017

viernes, 8 de septiembre de 2017

PÁJARO CIEGO

Imagen cogida de Pinterest





PÁJARO CIEGO





La geografía toda arañada por mis dedos: uñas de fuego  habitadas de bocas desvergonzadas desvisten al país en mis devaneos perversos hay lejanías en demasía como la que se llora en los calendarios sin tantos hormigueros y malicia sin tantas fatídicas muertes y expedientes de oscuras falsedades por todos lados me reclama el hambre de los muertos y la discordia no necesito revivir la náusea de los cementerios ni el pájaro en fuga de las espigas de la tristeza ni el pétalo deshabitado de luz y el buitre de abismo de mis párpados a veces copulo en las sienes de los próceres o en el cordero de la flama del estupor uno muere en el jengibre subterráneo de lo animado en el alambique cortado de los pezones tiernos en esas estaciones penitentes a las que uno llega de rodillas y sin equipaje a veces sólo desdoblamos el olor del epazote o el cilantro y dislocamos la sonoridad del zumo las arritmias visuales de las ojeras inoperantes en el mundo de la reuma de todo declaro mi amor a lo inocuo y a su equivalente de semen del amanecer tan transitorio como la luz en las trompetas del éter tan públicos como como los eucaliptos verdes de los atrios o el silencio sepulcral del cielo (río con voz funeral y transgresora río tras las rendijas arrepentidas del país sobre la larva de los gusanos en mis uñas sobre las heces cercenadas del murmullo río sin disimular las alcantarillas el golpe de alfileres en mi aliento en tu baúl de monólogos en la pocilga de suspiros de mi piel a veces en las cadenas de televisión de los pañuelos o en demasiado folclor de los prostíbulos)  —me queda la satisfacción  moral de las lavanderías y la minoritaria refutación del papel higiénico la defensa exponencial de las axilas y la incisiva totalidad de los maniquíes y el disimulo maloliente de los sombreros ante la sexualidad primordial de las osamentas luego he de considerarme cuerdo por amor a esta ebriedad de los párpados por amor a la fosa de la desnudez y a la plegaria podrida de lo indemne a ratos los armarios son como los meses negros en una habitación oscura pero claro esto lo digo por mera desesperación ferozmente amorosa a tu vientre a tus ijares encendidos de derramados ángeles soy un feligrés de tus pechos mientras me ahogo en tu ombligo (pese a mi ceguera pinto siemprevivas)
Barataria, 2017

jueves, 7 de septiembre de 2017

AHOGO DE BRAZOS

Imagen cogida de codyhooperart.com (Pinterest)





AHOGO DE BRAZOS




A veces en secreto nos nacen cementerios de ojeras y ojales de hundidos cráteres seguro que en la lección del día a día los periódicos dejan establecida la historia: quizás el itinerario de la sed o los excesos omnipresentes de la podredumbre al cabo en un país de tantas reverencias las adhesiones tienen que ver con los cuervos más que con la codorniz del alba siento el olor de esa humedad irremediable de los débiles postergados siempre de los sin nada siempre de los sin bálsamo siempre: un día convertiremos la niebla y sobre todo la niebla histórica en un día de luciérnagas blancas para ser absorbido sin obscenidades desde la ventana  —uno lee en secreto todas las manecillas de la locura los caballos que deliran en la bestialidad de sus cascos pero la locura no espera claro está siempre es una locura con agujeros y desaparecidos con badajos y mareas inútiles hay guerras que se libran sin ninguna certidumbre en pasajes de primera clase y perfumes en esas formas generacionales de la compra venta de conciencias o los subterfugios portátiles del contrabando pero nosotros sordos apenas sobrevivimos ni siquiera susurramos salvo en la orilla del deseo que nos persigue sabiendo de la debilidad de las perturbaciones (pero claro no pasa nada ni aquí ni en ninguna parte: todo es como si tuviésemos un buen coito y los actores fuésemos seres reales y sin fatiga seres de luz que jamás han transitado en el absurdo vivir no es extraño siempre y cuando enmudezcas siempre que tus capacidades no oscurezcan a las otras) pero bueno el extravío de seguro tiene otro nombre  como los nombres de la luz la cárcel los espejos hace tiempo siempre es igual y nada me sostiene cualquier intensidad acaba por desarmarnos por eso me escondo del frío y de las viejas fiebres de las sábanas  —en ocasiones sólo yo y mis paranoias los ojos amputados y aquella camisa de heridas donde el ruido es irremediable casi muero entre mortajas de bruma y cuchillos de desnudez el país duerme bellamente sin ningún luto que lo atormente aun con su cáncer sempiterno…
Barataria, 2017

martes, 5 de septiembre de 2017

VENTANA AL TRASPATIO

Imagen cogida de acuarelaskubi.blogspot.com(Pinterest)






VENTANA AL TRASPATIO





Hay habitantes indefinidos atrás de la ventana o frente al rostro que estalla en los ojos: respiran las calles queriendo olvidarse de sí mismas el animal de éter colgado de las bisagras o el animal de piel mortecino encarnado en las sienes en la brecha de vacío que nos deja la tinta en el papel trepa el silencio en la luz negra de los trépanos cojean las esquinas del aliento en los fluidos de la respiración: siempre hay ahí una realidad aunque te nieguen las paredes violentos fósforos amarillos se aferran a las mochetas por doquier el atlas de los juguetes y los malabarismos del cariño apilados como un cielo de derrumbados féretros en el traspatio las agujas inciertas del devenir los dolores de cabeza y las arcadas de ahogos como una humareda: la luz se torna incierta en los pañuelos luego se almidonan los anteojos la limonada en cucharadas de los tropezones los muertos que nunca faltan a expensas del dinero me fundo en la infinitud de los peñascos que tiene el surco se arquean en bocanadas los anzuelos: nos duelen hasta las escamas de la ambigüedad del paraíso de pronto también centellea el despojo y la sucia magia del país (el cuchillo colgado de las palabras del odio) y la memoria pinchada de lluvias oscuras y esa caldera de flechas sinuosas y esas flamantes bocas para la oratoria —a veces sólo es cuestión de tiempo para entender las manías del hastío y sus viejos homicidios de murciélagos y su raída sal de sollozos inexplicables y sus ecos de beatíficos neumáticos a veces sólo quiero quemar mis manos en los religiosos dedos de los escapularios llegar a los sueños donde florece la rosa abisal del estertor arrancarla de su sitio morderla desde su fondo de líquenes subir al escalofrío y gritar y que gota a gota se humedezca el pesebre  —(es cierta e íntima la relación con Dios me dices en cierto modo es un “sentimiento de divinidad” más allá de mis infinitas calamidades o de la lascivia que desvanece el espejo) pero el dolor está ahí solitario y boscoso los confusos cazadores de lo cárdeno o el establo de sábanas en mi aliento arrinconado de oscuridad con mis dientes de lúgubre insignificancia alguna muerte me traen las depravaciones de la ceniza perdónenme este estornudo de pájaro en medio de una confabulación de pétalos perdónenme por este andrajo de murciélagos en el caballito de cierzo de mis pespuntes…
Barataria, 2017

lunes, 4 de septiembre de 2017

TRÁNSITO DE ESQUIZOFRENIAS

Imagen cogida de Pinterest





TRÁNSITO DE ESQUIZOFRENIAS





Porque en el río del aroma se suceden los inviernos de cierzo del alba y todos los tambores del tiempo sin tregua alguna y todos los arpones terrestres del camino que andamos: después de crecer en esta comarca empapada de sed y abandono otra borrachera de intemperies no resulta tan fatal sobre todo para soportar las molestias que devienen del absoluto (hasta donde sé nos toca comernos las uñas y agradecer sin calcetines al santo patrono las diversas gangrenas y las creencias ciegas de las esquinas del bostezo) pero es que el barro de las asperezas nos cansa los pies y los zapatos hoy he vuelto a tirar mi corazón al mundo sin importar lo que suceda de todas formas siempre he estado naciendo entre cadáveres (es desde luego el signo de esperanza de nuestro tiempo el hombre nuevo con sus dolamas abofeteado por el odio) tengo ásperas piedras en la garganta y en los ojos un cuchillo sordo a punto de cortar las vísceras dos calles sin infinito para el júbilo de mi lujuria en los diferentes campanarios ha desaparecido el barbecho mientras las estrellas posponen las tantas tentaciones del best seller y los hastíos en tránsito de la esquizofrenia: a ratos sólo versifico la mujer muerta de mis equívocos los dedos de metal que tocan el olvido el inquilino con sobrero de ceniza y paraguas de oxidada tristeza en la mosca de la tristeza zumba el vacío de los ojales y el hocico de piedra de la estupidez a menudo resulta extraño permanecer con los limpios y la cara alegre: amo el caballo de peces del grito sobre el vértigo de los poros amo la fuga que me supone herir mis sienes en tu ombligo amo los sueños que no lastiman a nadie ni desangran la alegría amo las fotografías del submundo antes de maldecirlas amo las páginas de los periódicos y sus noticias inabarcables amo mi sombra y la sombra de otros muertos amo el luto en una ráfaga de besos amo el largo cuello de las sanguijuelas el petate gastado de mis pálpitos la brasa que fue descubierta por mis genitales la pobreza en un país fraterno los odios francos de mañana y ese soñar de buena gana con los insultos y ese caminar desnudo en la calle sin que me lo impidan
Barataria, 2017

domingo, 3 de septiembre de 2017

FERMENTACIÓN DEL CAOS

Pintura de Richard Diebenkorn, cogida de Pinterest







FERMENTACIÓN DEL CAOS




En el fondo la historia no deja de ser la misma aunque de vez en cuando cambien los protagonistas y se profanen las entrañas de siempre: algunas veces nos hundimos en la mugre de soledad del pocillo de peltre del relámpago titiritero que se avista en las calles el grito  es el mismo en la gota de porfía de las sombras en las cuatro puntas dilapidadas del polvo en la tormenta de aguas de la esplendidez de la ceniza ¿quién escapa de las cavernas del sobresalto con un surco de salobres cadáveres y atriles de sangre por todos los costados?  Cada herida es implacable en el aliento juro que quiero adueñarme de los espejos saludar las espinas sin parpadear comulgar con mi propia fuga y más de algún imbécil de muchacho anidaba mis sueños en las esquinas: la fatalidad sonreía ahí de manera socarrona al punto de morderme con su filo detrás de cada mordedura me desnudaban los cuervos con su ritual oscuro espeso de lentas brasas de anegada gula y sin disimulo pero es historia hasta cierto punto asquerosa conciencia averiada de colmillos engaños como cualquier bulto en las pupilas claro uno debe también hurgar en la anatomía del odio en el caos fermentado de los borrachos en las heces optimistas del llanto en los amargos conformismos y los dolores de cabeza desde la noche entonces es válido abrazar amorosamente lo pútrido dejar a un lado las disidencias de adolescencia hacerle guiños a la infamia porque a la par de ella comemos todos los días junto a vos país sediento muerdo la vastedad de los periódicos y lamo las migajas que quedan en la lengua y me enrosco como un chucho encerrado en su jaula nunca he pregonado la marchitez de la rosa ni me he sustraído a ella pero tengo una ramita de paz en mi pecho suficiente para verla en el espejo sin que la falsa piedad se adueñe de ella ahora me avecino a la tarde de mi cadáver y no me incomodan la ingratitud ni el ser solitario: uno siempre tiene un apellido tatuado en la piel de la ternura suenan tantas cosas que me dejaron ciego las luciérnagas resuella la demencia con ojo de cíclope también el gusanito de risa que recobro en la almohada cuando ya nadie escucha al pájaro de fuego que circuncida las calles…
Barataria, 2017